Olvídate de los tópicos y de los miedos y sigue unos consejos adecuados para que la lactancia te resulte mucho más sencilla y puedas dedicarte con serenidad a tu hijo.
Poner a nuestro bebé de una forma correcta
Dar el pecho al bebé nada más nacer es el mejor secreto para que la lactancia se ponga en marcha aunque también existen algunos otros “trucos” para conseguirlo como por ejemplo colocar al bebé correctamente ya que es él quien dirige la lactancia. Cuanto más succiona nuestro pequeño más aumenta la secreción de la leche y esto es porque nuestro propio pecho valora las necesidades de nuestro bebé para adaptarse a ellas.
Sobre todo al principio es muy importante comprobar que el pequeño se ha cogido al pecho de una manera correcta para que así pueda tomar toda la cantidad de leche necesaria y para ello debemos tener en cuenta que el pequeño abarque toda la aréola y no simplemente el pezón, que tenga el labio inferior hacia fuera visiblemente, que hunda la nariz en el pecho, que traga haciendo ruido y que da “tirones” en el pecho de la madre aunque no resultan dolorosos.
Para saber si el niño recibe la leche en cantidades suficientes y que se coge bien al pecho también debe comprobarse que orina de una manera abundante, mojando entre cinco y seis pañales al día como mínimo y que el pipí que hace es de color claro.
Como mínimo ocho tomas diarias
Es importante que el bebé tome el pecho un mínimo de 8 veces al día para que no existan intervalos demasiado largos entre una toma y otra. Este ritmo es muy importante seguirlo sobre todo durante las 4 o 6 primeras semanas que son cuando se regula el pecho, es decir, el período de “rodaje” en el que la glándula mamaria de la madre alcanza su potencialidad máxima.
Con la succión del niño frecuente, las células que producen la leche de la madre, incrementan su actividad prolongando y mejorando la secreción de la leche materna.
Un pequeño masajeExisten dos tipos diferentes de masajes oxitocínico. Uno más sencillo y que puede incluso efectuarnos nuestra pareja y otro algo más complejo y que debe ser efectuado por un fisioterapeuta.
En ocasiones la producción de la leche parece disminuir por arte de magia y para resolver este problema podemos recibir un masaje oxitocrínico que nos permitirá reactivar el flujo de la leche. Para ello se debe efectuar con las dos manos actuando sobre los puntos nervios que se corresponden probablemente con la hipófisis para que la glándula que produce la oxitocina, es decir, la que permite la producción de la leche, se estimule correctamente.
El primero consiste en presiones enérgicas en las franjas musculares con los dedos pulgares empezando desde la zona cervical para bajar hasta la zona lumbar repitiéndose varias veces. Por otra parte el fisioterapeuta efectuará el masaje con verdaderas presiones con sus dedos a la altura de la cintura y normalmente con dos o tres sesiones solamente la leche vuelve a aparecer de una manera abundante.