La terapia craneosacral realizada en los bebés que son prematuros les libera de la presión en el cráneo, restaurando el equilibrio y disminuyendo las molestias y la irritabilidad de los bebés que nacen ante de tiempo.
Movimiento craneosacral
Las tensiones emocionales y los golpes físicos tienen un reflejo en los tejidos del cuerpo que se van contrayendo y que en ocasiones constituyen una limitación para el buen funcionamiento del cuerpo. Estos traumas, tanto emocionales como físicos, pueden llegar a acarrear una serie de problemas que incluso se mantienen durante años y que se van a ver reflejados en el movimiento craneosacral.
Este movimiento comienza en el feto bastante antes de su nacimiento y por consiguiente, antes de la respiración de sus pulmones. Es una respiración muy sutil del cráneo, del pulso rítmico y de las meninges, independiente en cualquier caso, del latido del corazón y de la respiración pulmonar. Se le conoce como MRP, movimiento respiratorio primario, y es el punto de comienzo de esta terapia que ayuda a equilibrar la energía del organismo y a tratar las fuerzas de autocuración.
La manera en la que los bebés nacen y cómo son después acogidos, determina su capacidad para permanecer en el mundo y en su desarrollo. Los bebés prematuros en concreto, demuestran los beneficios que conlleva el contacto con la piel de sus papás tanto en su desarrollo emocional como físico. Estos bebés cuentan con una enorme sensibilidad, sintiendo de una manera muy intensa aquellos estímulos que le llegan del mundo exterior, provocándoles molestias y dolores que les pueden llegar a convertir en personas muy sensibles en un futuro.
Esta terapia aplicada a los bebés prematuros, les ayudará a mejorar la circulación de su fluido linfático, lo que favorecerá la flexibilidad de sus huesos, de sus músculos y de sus órganos internos, eliminando muchos de los motivos que les provocan su irritación nerviosa. El cráneo de estos bebés es todavía muy blando y sus huesos tienen aún que soldarse. Por otra parte los bebés prematuros están mucho tiempo tumbados, así que facilitar la descompresión de su cráneo, ayuda a disminuir las causas de su irritabilidad.
Esta terapia, además de poder aplicarse a los bebés, también es aconsejable para niños y adultos que tengan que mejorar los síntomas provocados por el estrés, por la migraña, por el vértigo, insomnio, hipertensión, dolores de espalda, depresión o incluso problemas hormonales.
La ligera manipulación que realiza un terapeuta especializado sobre el cráneo ayuda a mejorar la funcionalidad y el equilibrio del sistema nervioso central, del sistema hormonal y del sistema nervioso autónomo, lo que causa una relajación profunda que permitirá al cuerpo organizarse desde dentro.
Esta terapia, que todavía no es muy conocida, no es nada nueva. Y es que este sistema de terapia suave manual fue desarrollada por William G. Sutherland a principios de siglo, un osteópata de Estados Unidos y se está comprobando que da muy buenos resultados.