Los niños con síndrome de Down no son personas extrañas o que no puedan ser aceptadas, solo tienen una diferencia de desarrollo y aprendizaje diferente al resto de niños, pero lo maravilloso, es que pueden llegar a tener capacidades y cualidades inscribibles y tener una vida común y corriente. Siempre los padres tienen la ilusión o el pensamiento de que sus hijos serán los más bellos, altos o con la piel sonrosada o blanca, pero es la genética la que se encarga de definir esas condiciones, así como también define si será un niño normal o un ángel especial, en este caso, pequeños con síndrome de Down .
En un principio el asombro y la angustia puede apoderarse de estos padres, el miedo y no saber cómo asumir ésta responsabilidad, porque piensan que su hijo no será igual a los demás niños y en parte tienen razón, pues aunque no sean físicamente parecidos a los que llaman “sanos”, tienen unos talentos y capacidades increíbles que se irán descubriendo con el paso del tiempo y a medida que se desarrollen y crezcan. Es por eso que el miedo debe quedar de lado, porque aunque su hijo recibirá una educación diferente, también es un pequeño sano, feliz, que se mueve, corre, habla, juega, tiene amigos, sabe bailar y tener amigos. Incluso, llegan a tener coeficientes intelectuales tan altos, que tienen la vida de una persona común y corriente, es decir, estudian, trabajan y desarrollan todo tipo de capacidades, pero eso depende del apoyo de los padres, de las terapias de tipo físico y cognitivo, del amor y la aceptación que le den desde la familia y por el que tienen que luchar para que les den en la sociedad.
Esta condición en los niños puede conocerse desde que el bebé está creciendo en el vientre de la madre, pero deben hacerse ciertos exámenes, rigurosos y que deben tener siempre el consentimiento de los padres, porque a pesar de ser benéficos, tienen un porcentaje mínimo de invasión y pueden generar algún tipo de riesgo. Muchas mujeres caen en el desespero al saber que su hijo vendrá con síndrome de Down y cometen el error de interrumpir el embarazo y aunque es una decisión de libre albedrio, no siempre es el mejor camino, pues a pesar de que vengan con esta característica, no representa un riesgo, ni significa que tendrán una calidad de vida pésima. Obviamente hay pequeños que nacen muy débiles o con algunas complicaciones de tipo respiratorio, pero son fases que son superables y curables con el cuidado y el tratamiento adecuado. Lo importante es que los padres no se sientan tristes o con rechazo al bebé, sobre todo la madre, que es quien empieza a sentirse culpable por la situación.
Es importante el apoyo de profesionales como sicólogos y pediatras, además del respaldo de la familia. A pesar de que tengan una condición diferente, también ofrecen amor como cualquier otro niño y responden significativamente a todo tipo de disciplinas identificando sus talentos, entre ellas, las artísticas, deportivas o académicas.