La rosácea en los bebés no es un malestar tan común pero si debe ser cuidada cuando se presenta, porque a simple vista puede parecer un rubor natural, pero puede esconder alergias, enfermedades e infecciones. Muchos bebés tienen los cacheticos rojos o rosados y es una característica que les dura por toda la vida. La rosácea es una alteración en la piel, que la hace ver enrojecida y a veces irritada y muy dura; se puede ubicar en las mejillas, la frente o la nariz y aunque al principio los padres pueden sentirse algo preocupados, también debe saber que es un problema dermatológico que actualmente tiene muchas soluciones y productos disponibles en todo el mercado.
Muchas personas sufren de esto por lo que puede considerarse algo muy común y aunque es bastante extraña en los bebés, si se presenta y extrañamente con el paso de los años, se ha ido incrementado el porcentaje de afectados. La mayoría la desarrolla cuando son jóvenes y muchas veces no tiene una cura total sino que se va desvaneciendo pero no se desaparece en su totalidad. Cuando un bebé padece de rosácea, tiene una piel muy delicada, es fácil que se queme rápidamente cuando se expone al sol y siempre debe estar protegida con un protector solar. Es común que los pequeños lloren cuando sienten que los rozan, porque les duele o les arde o simplemente cuando está durmiendo y la tela de las cobijas u otro objeto los toca accidentalmente, sienten una incomodidad. Es común que uno de los síntomas que se presenten sea una picazón continua y que los gestos que se manifiesten por parte de los bebés sea frotarse constantemente todo el rostro, pudiendo complicar más la situación.
El hecho de que la superficie de la piel este colorada, es porque los vasos sanguíneos se irritan y se dilatan y a medida que el bebe va creciendo, se van percibiendo mucho más gruesos. Como los bebés tienen un sistema inmunológico aun muy débil, es normal que por padecer la rosácea, tengan algunos síntomas relacionados con infecciones, alergias y padecimiento de sinusitis o rinitis. También es frecuente la presencia de orzuelos e hinchazón facial.
Como se mencionaba antes, no hay una cura precisa solo tratamientos para la piel que hace que los síntomas se puedan controlar y que en algún tiempo no se note tanto el enrojecimiento. La mejor manera de cuidarlo es con antibióticos y cremas que deben ser recetadas, pues no todos los tipos de piel son iguales y menos en los bebés, porque además de diferente, suele ser delicada. La exposición al sol debe estar controlada, no dejar que le den directamente los rayos y procurar no aplicar cualquier tipo de crema o producto fácil, porque puede ser contraproducente e irritante por los componentes.