La vuelta al colegio tras las vacaciones y la rutina diaria exigen una serie de cambios en las costumbres alimenticias, especialmente para los más pequeños. La base para que el cerebro de nuestros hijos se active otra vez, para que aumenten la capacidad de concentrarse y para que mejoren su memoria se encuentra en llevar una dieta lo más equilibrada posible.
Pasas en los cereales del desayuno
Darles un yogur con cereales o un vaso de leche a la hora de desayunar es una fuente excelente de glucosa, sustancia energética necesaria para el correcto funcionamiento del cerebro, además de aportar una gran dosis de calcio, nutriente que contribuye a su buen crecimiento. Si añades también unas cuantas pasas, conseguirás favorecer su agilidad mental ya que esta fruta seca es una fuente de hierro excelente.
Pasta con tomates y zanahorias
Las hortalizas potencian la actividad cerebral de los pequeños. Si a un plato de pasta por ejemplo, le añades vegetales algo más dulces como los tomates cherry, las zanahorias o el maíz, conseguirás que las consuman sin rechistar. Igualmente se pueden añadir unas tiras de pollo que es una provisión muy saludable de proteínas esenciales para aumentar la capacidad de concentración y potenciar su memoria.
Dados de salmón
El salmón aporta una elevada cantidad de ácidos grasos omega 3 que resultan fundamentales para que las terminaciones nerviosas de sus neuronas se encuentren en buen estado. Para que los niños puedan disfrutar comiendo este pescado azul, se puede preparar cortándolo en pequeños dados y rebozándolos en semillas de sésamo, complemento nutritivo que ayuda a desarrollar la actividad mental. También es estupendo para todos aquellos pequeños que realizan con frecuencia algún deporte.
Macedonias
En general todas las frutas aportan al organismo una dosis importante de ácido fólico, es decir, vitamina B9, así como otros nutrientes esenciales que ayudan a mejorar la memoria y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. En un bol coloca unos trozos pequeños de melón, con naranja, frutas del bosque y plátanos cortados en dados, y será el postre ideal para los niños.
Frutos secos
Las nueces contienen ácidos esenciales grasos omega 3 que ayudan a mejorar su aprendizaje y su memoria. Está comprobado que los pequeños que llevan una dieta que sea rica en este tipo de ácidos suelen sacar mejores notas.
Las avellanas por su parte son ricas en vitamina B6, elemento que ayuda a reforzar la actividad del cerebro y evita que se pierda memoria gracias a su elevado contenido en zinc y en fósforo.
Las almendras son ricas en minerales, en proteínas y en vitaminas del tipo A, B y E, estimulando la memoria y en general la salud del cerebro.
Todos estos alimentos tienen la ventaja de poder consumirse crudos con lo que es posible llevarlos a cualquier lugar. Además existen diferentes formas, variedades y sabores por lo que seguro que alguno de ellos se convertirá en el preferido de los peques de la casa.