Reciben este nombre los hábitos de vida y las características de tipo biológico que nos predisponen a sufrir cualquier tipo de patología aunque contra algunos de ellos no se pueda luchar como la edad, la herencia genética o el sexo.
Infarto y depresión
Aunque si bien es cierto que los genes nos hacen mucho más vulnerables a la hora de padecer ciertas enfermedades y que resulta algo inevitable, si conseguimos desterrar de nuestra vida ciertos malos hábitos conseguiremos la mayoría de las veces, evitar sufrir algún tipo de enfermedad como puede ser un infarto. Entre las causas que lo provocan nos encontramos con el hábito de fumar, el tener altos los niveles de colesterol y la tensión arterial así como presentar sobrepeso y tener una frecuencia cardiaca de más de 100 pulsaciones por minuto. Para poner remedio podemos controlar nuestro peso sobre todo vigilando las cenas y haciendo algo de ejercicio, preferiblemente al aire libre durante unos 30 minutos al día. El aumento de la tensión emocional es perjudicial para el corazón por lo que siempre que se pueda, es aconsejable realizar técnicas de relajación, sobre todo por la noche, para poder dormir bien.
El vivir cualquier tipo de situaciones estresantes contribuye a tener problemas de sueño que pueden desembocar en problemas de baja autoestima provocando una depresión que deberemos combatir cuanto antes si realizamos los cambios necesarios en nuestra vida para evitar caer de lleno en ella. Rodearnos de gente, realizar actividades que nos llenen como la lectura, ejercicios físicos y sobre todo, intentar comprendernos mejor a nosotros mismos, nos ayudará a controlar mejor este tipo de trastorno. En caso de que no lo consigamos por nosotros mismos, lo ideal sería acudir a nuestro médico de cabecera para que nos vaya controlando esta enfermedad.
Ictus, diabetes y osteoporosis
El exceso de alcohol, de tabaco y la hipertensión contribuye a que padezcamos algunos de los tipos de accidentes cerebrales tan comunes como el ictus. Para evitarlo, aparte de desterrar los hábitos mencionados anteriormente, es recomendable reducir al máximo el consumo de sal así como los alimentos que pueden causarnos dolores de cabeza o jaquecas como son los picantes o el chocolate y hacer algo de ejercicio que nos ayude a controla la hipertensión, como puede ser el yoga, que practicado durante una hora al menos tres veces a la semana , nos ayudará a mantener un nivel adecuado de la tensión arterial.
El haber sufrido una diabetes de tipo gestacional, tener antecedentes familiares o ser muy sedentario, favorece la aparición de la diabetes de tipo 2. Contra esta enfermedad se recomienda el consumo de al menos dos raciones diarias de verdura y varias piezas de fruta, caminar rápido, nadar o montar en bicicleta. Este tipo de ejercicios son los que ayudan a consumir mayor cantidad de glucosa si los realizamos durante unos 30 minutos al día.
Para fortalecer nuestros huesos es recomendable tomar el sol todos los días que nos sea posible y practicar el senderismo al menos una vez por semana, sin olvidarnos de consumir a diario un litro de leche, preferiblemente semidesnatada.