Ya sea por razones hormonales y/o mecánicas, existen niños que en uno o en ambos lados, sus testículos no descienden de manera normal hacia el escroto. En estos casos la pregunta que nos hacemos los padres es: ¿cómo se trata este trastorno?
Cómo tratar los testículos no descendidos
Durante la época en que el feto se encuentra en el vientre de la madre, los testículos del bebé van descendiendo desde su ingle hasta llegar al escroto más o menos durante el noveno mes de embarazo por lo que es frecuente que al nacer, los testículos no hayan descendido completamente, sobre todo en bebés prematuros.
Los testículos ausentes pueden encontrarse en cualquier lugar entre el riñón y el escroto o incluso pueden estar perdidos fuera de este trayecto. Generalmente es sólo un testículo el que se encuentra afectado. En cualquier caso el médico realizará un examen físico para llevar un control y ver si van descendiendo espontáneamente ya que cuanto más cerca del escroto se encuentran, más posibilidades habrá de que desciendan solos. En caso contrario será necesario un tratamiento para ubicarlos dentro del escroto. Si descienden espontáneamente sin necesidad de ningún tratamiento durante el primer año de la vida del niño, es probable que haya que estar controlándole hasta la pubertad ya que aproximadamente el 40% de los testículos que bajan de una manera espontánea, hay muchas posibilidades de que vuelvan a ascender, llegándose incluso a requerir la cirugía entre los 5 y los 10 años de edad.
Cuando los testículos no han descendido correctamente pero pueden ser palpados por el doctor en la zona de las ingles o en la entrada del escroto, necesitarán de un tratamiento hormonal y en caso de no responder ante éste, será necesaria una intervención quirúrgica de igual manera que el testículo que se puede palpar pero que se encuentra fuera del trayecto del descenso normal o aquellos testículos que no son palpables por encontrarse en una posición muy alta y que requerirán igualmente de cirugía para reubicarlos en el escroto.
Recomendaciones que hay que tener en cuenta
En primer lugar, el recién nacido siempre debe ser evaluado por un neonatólogo que nos pueda confirmar si los testículos se encuentran presentes en el escroto. En el caso de que sus testículos no hayan descendido correctamente, el bebé debe ser tratado lo antes posible por un médico infantil endocrinólogo que irá controlando al niño durante los 12 primeros meses de vida, que es el tiempo máximo recomendable para esperar que los testículos bajen por sí solos.
Cuando el endocrinólogo lo considere necesario, puede recurrir a una terapia inicial de tipo hormonal para ver como responde el niño y si los testículos siguen sin descender, el mismo doctor le derivará hacia un urólogo pediatra especializado, preferiblemente antes de que cumpla los dos años de edad. De cualquier manera casi seguro que el endocrinólogo infantil seguirá tratando al pequeño hasta la pubertad controlando tanto el crecimiento de sus testículos como la función hormonal de éstos.