En el pasado el hecho que un niño fuese diestro o zurdo era tomado como un problema y por lo general se contrariaba esa tendencia, inclusive obligando al niño a utilizar la mano derecha para todas las actividades, algo que afortunadamente ha cambiado con el tiempo y los adelantos de la ciencia.
Que un niño sea diestro o zurdo depende de diversos agentes como la información genética, educación recibida, un determinado aprendizaje y también el entorno cultural que influye.
Sucede que en algunas personas la mano dominante (derecha) no coincide con el ojo que domina (izquierdo) provocando usualmente dificultades de aprendizaje y también de desarrollo en la escritura.
El tema de la lateralidad es complejo pues se trata de una función que deriva de una organización de dos elementos del sistema nervioso, ya que el cuerpo se articula en gran parte de forma doble (dos ojos, oídos, orejas, riñones, pulmones) y el cerebro a su vez también posee dos estructuras hemisféricas especializadas encargadas de llevar el control del sistema dual que es sumamente complejo y que orienta tanto en espacio como en tiempo e interpreta el entorno que rodea a la persona.
Por otra parte existen en toda persona tipos de preferencias o de factores dominantes como el “manual” que representa una preferencia o facilidad para la utilización de una de las manos para la ejecución de diferentes acciones y la denominada “dominancia podal” que es la que indica el pie dominante para realizar determinadas acciones.
Asimismo, existen la dominancia ocular donde siempre un ojo es el elegido o preferido para una determinada acción y la dominancia auditiva que hace referencia a escuchar más por un oído que por otro. Teniendo esto en claro, puede entonces hablarse de la existencia de una lateralidad homogénea que ocurre cuando una mano, pie, ojo y oído son dominantes hacia un mismo lado ya sea derecho o izquierdo y una lateralidad cruzada cuando es diferente la lateralidad manual con relación a alguna o todas las demás, como por ejemplo mano derecha dominante y dominio del oído izquierdo.
La lateralidad cruzada que abarca mano y ojo es sinónimo en la mayoría de los casos de un problema en el aprendizaje sobre todo cuando el niño aprende a leer y escribir. A pesar que no todos los pequeños que tienen lateralidad cruzada presentan algún problema de aprendizaje si tienen mayores posibilidades de tener dificultades en el proceso de lectura ya que suelen leer de forma más lenta y con gran cantidad de pausas, sufriendo de falta de atención e hiperactividad.
Algunos niños no pueden realizar una organización adecuada del espacio y el tiempo o se les dificulta ordenar la información codificada y por lo general confunden la derecha e izquierda. Su comprensión sobre cualquier tema que se explique es mejor a nivel verbal que escrito, ya que en ocasiones son niños que escriben letras o números en forma invertida como si se reflejaran en un espejo.
Una vez detectado el problema de lateralidad cruzada algunos especialistas recomiendan comenzar con un tratamiento de re-educación cuando el niño es de corta edad, en tanto que otros profesionales opinan que es un desarrollo totalmente natural y que no es necesario intervenir.
Será conveniente consultar varios profesionales antes de decidir si se realizará algún tratamiento o no, dependiendo también si la lateralidad cruzada afecta notablemente la vida del niño y su relación con el entorno o simplemente es algo normal que no le acarrea mayores problemas.
Foto Vía: Listverse