Durante el declive del curso de la vida se produce, de modo natural, un gradual deterioro de las funciones del cuerpo y de la mente. En ciertas personas, sin embargo, el deterioro mental se encuentra más avanzado que el físico y es conocido como demencia senil. 
En que consiste la demencia senil
Este trastorno se observa más a menudo en mujeres mayores de 70 años y consiste en una atrofia generalizada, habitualmente más clara en el lóbulo frontal y aunque no se conocen las causas exactas de esta enfermedad, se sabe que existen algunos factores de riesgo que favorecen la presencia de alteraciones seniles como son la edad, la predisposición hereditaria, el medio socio familiar, la edad materna o paterna avanzada en el momento del embarazo o los fármacos o tóxicos que puedan alterar el correcto funcionamiento neuronal. La reacción psicológica de la persona, tanto de su deterioro físico como psicológico, incluyen la velocidad del proceso de envejecimiento.
El inicio es imperceptible con una progresiva afectación de la memoria reciente que se traduce por ejemplo en que la persona con demencia senil explica una y otra vez la misma historia. Le falla la memora inmediata pero conserva los recuerdos del pasado, aquellos, sobre todo, que poseen una fuerte carga emotiva y que son los más resistentes al olvido. Pierde el interés por el presente y su incapacidad para recibir nuevas impresiones da lugar a una retirada hacia el pasado, las escenas de la infancia parece como si acabasen de suceder.
En el enfermo no recuerda su edad o donde esta su domicilio. Se vuelve egocéntrico, irritable y colérico. La incapacidad para simpatizar con otras personas y la resistencia a reconocer las propias deficiencias hacen que los ancianos sean malhumorados, obstinados y quisquillosos.
Se vuelven personas encerradas en sí mismas, alejadas de los demás. Pueden pasar horas ante el televisor, sin seguir los argumentos ni entender los razonamientos que proponen en los programas. Es frecuente la agitación nocturna, invirtiendo el ritmo del sueño.
Diferentes tipos de demencia senil
La forma más frecuente de este tipo de enfermedad es la demencia arteriopática que la padecen más los hombres de unos 60 años y que se ve agravada por las intoxicaciones crónicas del alcohol y el tabaco. Las lesiones son generalmente difusas y variables debidas a la hipertensión arterial y a la arterioesclerosis. Estos enfermos se dan cuenta de su decadencia y tratan de ocultarla. La evolución es irregular, con periodos de agravación, seguidos de periodos más o menos largos de estacionamiento.
La forma más grave es la demencia arteriosclerótica que consiste en la agudización progresiva de los síntomas anteriormente descritos. La demencia se acentúa tras cada nuevo accidente vascular cerebral. Se agravan los síntomas de atención y de memoria, se entorpece el pensamiento, aunque la persona llegue a conservar la autocrítica y la conciencia de la enfermedad. Se puede pasar fácilmente de la risa al llanto por cualquier razón insignificante. El comportamiento del enfermo acostumbra a ser frecuentemente más agitado que apático, aunque generalmente pasa de un estado a otro sin causa aparente que provoque este cambio.
