Es un problema que no es muy frecuente durante el embarazo por lo que cuando la futura mamá recibe la noticia de que lo padece, es muy normal que se encuentre desconcertada y le resulte muy difícil encontrar otra mujer con la que compartir esta experiencia.
El hidramnios
El líquido amniótico es una solución estéril y acuosa que rodea al bebé en la gestación y cuya misión es protegerle de la presión que los órganos maternos pudieran ejercer sobre él así como de las posibles lesiones externas. Lo más habitual es que no exista ningún problema pero a veces, en el 1% de los casos puede detectarse un exceso de dicho líquido amniótico a lo que se conoce como polihidramnios o hidramnios.
A partir de la cuarta semana de la gestación es cuando empieza a formarse el líquido amniótico y sufre modificaciones a lo largo del embarazo puesto que comienza siendo un plasma ultrafiltrado de la propia mamá y a partir de las semana número 12 del embarazo el feto contribuye en su aumento hasta que alrededor de las semana número 20, el 90% del líquido está producido por sus riñones.
Dicho líquido además de ser protector, es nutritivo ya que el bebé que lo traga obtiene de él proteínas e iones. Así continua aumentando hasta la semana número 36 que es cuando empieza un paulatino descenso. Un exceso de líquido amniótico o hidramnios sucede cuando el feto llega a producir demasiado líquido o cuando no consume el suficiente, lo que provoca un desequilibrio.
El diagnóstico
Puede ser un trastorno severo o leve y son los médicos quienes deben detectarlo y realizar un seguimiento. Una vez se ha descubierto se debe seguir un control del líquido amniótico para ir comprobando su aumento y si es necesario, se deberán realizar extracciones mediante la técnica conocida como amniocentesis.
El hidramnios puede venir producido por una diabetes gestacional aunque no es la única causa puesto que puede tratarse también del resultado de ciertos problemas en el feto como anormalidades cromosómicas, gastrointestinales, una infección congénita o una insuficiencia cardíaca. Pero en numerosas ocasiones no existe una causa detectada que provoque el exceso del líquido lo que significará que tanto el embarazo como el parto y por supuesto el bebé, serán totalmente normales aunque el riesgo de nacer prematuro aumenta de una manera considerable.
El hidramnios no provoca ningún tipo de problema en la salud pero lo que sí es cierto es que puede reflejarlos, es decir, que es una consecuencia o un síntoma de algún problema anterior aunque no siempre es así como ya hemos dicho. Hay que tener en cuenta que al sufrir esta afección en el segundo trimestre lo más seguro es que el feto se encuentre bien y que el hidramnios llegue a desaparecer por sí solo.
También es una situación que puede darse en embarazos múltiples que son completamente saludables. Además del riesgo de sufrir de un parto prematuro, al encontrarse el bebé rodeado de demasiado líquido hará que continúe dando vueltas durante más tiempo siendo posible que cambie de postura y se presente de nalgas en el momento del parto.