Asistir a la escuela es una etapa importante en la vida de todo niño. Un nuevo mundo se abre ante sus ojos, pero también pueden presentarse dificultades y llevarles mayor esfuerzo para salir adelante en sus estudios, algo que en ocasiones puede estar ligado a deficiencias visuales. Según lo informan especialistas en el tema, un 20% de los niños padecen problemas de visión que afortunadamente son tratables de manera sencilla en la mayor parte de los casos.
Sin embargo, existen muchos casos que se tratan de forma incorrecta y esto es causa muchas veces de la dificultad de aprendizaje. Miopía, hipermetropía y astigmatismo, son los problemas más comunes entre los niños y les siguen en grado de importancia el estrabismo, ambliopía (ojo perezoso) y también con menor frecuencia la laptosis, que se caracteriza por una caída de los párpados superiores.
Todos estos problemas según los especialistas son relativamente sencillos de tratar utilizando una corrección óptica adecuada. A pesar de esto, más de la mitad de los niños que padecen de estos problemas no utilizan habitualmente las gafas que son indispensables dentro del tratamiento.
Se ha podido establecer que en la mayor parte de los casos de niños que prestan poca atención en la escuela se debe a una falta de visión buena. Esto trae como consecuencia una constante falta de atención, interés y constancia a la hora de estudiar.
Las consecuencias son nefastas para los niños que padecen estos problemas y los mismos no son resueltos de forma rápida, ya que el rendimiento cae de forma gradual y las bajas calificaciones se destacan.
Por otra parte, una visión mala afectará otros ámbitos de la vida de los pequeños que padecen de esta patología ya que físicamente les hace más difícil realizar deportes y hasta la compresión de textos e inclusive de películas.
Es necesario tener en cuenta que el 90% de toda la información que una persona recibe lo hace a través de la visión y por esa razón es indispensable contar con una buena salud visual evitando estos problemas que afectan la calidad de vida.
Como en otras enfermedades, detectar de forma precoz estos problemas en los niños ayudan a que el tratamiento se comience de forma inmediata una vez hecho el diagnóstico. Estadísticamente la mayoría de los niños tratados de forma inmediata recuperan niveles de visión optimos. Es importante entonces que tanto padres como maestros se encuentren atentos a diversos síntomas que pueden estar mostrando algún problema de visión en los niños. Así por ejemplo, un excesivo parpadeo, el frotarse constantemente los ojos, dolores de cabeza constantes y posturas extrañas de la cabeza al leer o ver la televisión deben despertar el alerta para una revisión de la vista.
También es recomendable llevar a los niños a realizar una revisión ocular por lo menos una vez al año desde su nacimiento.
El niño al nacer posee una agudeza visual de un 5% y progresivamente aumenta hasta llegar a los siete años cuando el pequeño alcanza el desarrollo completo del sistema visual, por ello es tan importante los controles anuales siendo el más significativo el que se realiza a los cinco años de edad ya que el niño se encuentra en condiciones de colaborar con el profesional respondiendo preguntas sencillas sobre su visión.
Otro de los problemas es que muchos niños se niegan sistemáticamente a usar gafas principalmente porque no quieren ser distintos al resto de sus amigos y compañeros de escuela, o evitar que se rían de ellos haciéndoles bromas por el hecho de utilizar gafas.
Es importante aquí que los padres hablen con su hijo y puedan convencerlo de usar las gafas ya que esto es un bien para su salud tanto para ver bien. Una charla con el niño aclarándole por qué es necesario el uso de las gafas además de pedirle escoger las que más le gusten ya que tiene variedad de modelos que son además de resistentes, ligeras y con diseños especiales para niños.
Los lentes de contacto son otra opción a pesar que para muchos niños es casi imposible colocárselos y en muchos casos les causan molestias. Por otra parte este tipo de lentes necesitan de cuidados especiales que no todos los niños son capaces de realizar, pero un niño de 7 u 8 años puede perfectamente utilizar lentillas llevando el cuidado y la higiene que son dos premisas fundamentales para evitar una eventual infección.
Foto Vía: IperfectWomen