Las dificultades que algunos niños y adolescente presentan en relación a su rendimiento escolar afecta también al grupo familiar, con presiones y demanda por parte de los hijos que muchas veces no encuentran ayuda por parte de sus padres. En la actualidad tanto la madre como el padre trabajan y deben abandonar el hogar muchas horas por día, circunstancia que les quita tiempo para dedicar mayor atención al rendimiento que sus hijos tienen en relación al estudio.
Existen niños que presentan desde problemas de conducta hasta déficit en la atención pasando por hiperactividad, bajo rendimiento escolar y variadas dificultades en el aprendizaje.
También ocurre que en algunos casos los padres son alertados por maestros o profesores del hecho que su hijo ha bajado notablemente el rendimiento en sus estudios o padece algún problema en la escuela y los progenitores que no lo habían advertido hasta ese momento no saben de qué forma tratar el problema.
Sin embargo, la mayoría de los colegios prestan hoy en día una ayuda adicional que sirve para orientar a los padres y los deriva para consultar a distintos profesionales como psicopedagogos, psicólogos, profesores para reforzar diferentes materias, algo que no siempre tiene buenos resultados.
Todo esto lleva a un desgaste a nivel psicológico tanto por parte de los padres como del niño o adolescente y las relaciones familiares pueden en muchos casos resentirse y llevar a situaciones poco agradables y de gran estrés. Aparecen también las discusiones casi a diario ya que los adultos se sienten desbordados y en ocasiones se sienten culpables por estar poco tiempo en casa y no brindar la contención y ayuda necesaria a sus hijos.
Asimismo, la familia se define como un sistema abierto donde existe una interrelación muy estrecha entre sus miembros y por lo tanto aquello que le sucede a uno de sus integrantes influye en el resto de los integrantes. Esto también ocurre en el ámbito del colegio donde el funcionamiento del grupo puede ser afectado por trastorno de conducta de uno o varios miembros y esto puede llegar a formar niños retraídos con poca participación en clases y también en las actividades extraescolares.
Según los especialistas las dificultades para aprender son casi siempre consecuencia de alguna disfunción familiar en mayor o en menor escala, también existen casos que esas dificultades se dan en el ámbito escolar por un mal manejo pedagógico.
Tanto los problemas de aprendizaje como de rendimiento escolar pueden ser tratados cada uno de ellos debe primero tener una evaluación personalizada por un profesional experto en el tema que además de hacer una evaluación trabajará de forma conjunta con los profesionales de la escuela y profesores clarificando así el problema de aprendizaje existente.
En ocasiones se recomienda una psicoterapia individual y otras donde intervenga toda la familia siendo muy importante reforzar la confianza del niño o adolescente en sí mismo ya que al aumentar su autoestima ayudará también a los padres y a otros miembros de la familia a comprender mejor la situación y poder así hacer frente a una situación real que es la de convivir con un integrante de la familia que tiene problemas de aprendizaje que con el tiempo y la ayuda necesaria podrá superar.
Foto vía: Aafintl
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