Existen una serie de problemas comunes en el desarrollo de los más pequeños que aparecen en una determinada etapa de la vida de éstos y que son transitorios. Estos problemas son exageraciones de una conducta propia de la edad, un reflejo de dificultades en la transición de una etapa del desarrollo a la siguiente o reacciones desadaptadas pero relacionadas con la edad ante el estrés ambiental, especialmente familiar. La habilidad con que se traten, hará de ellos un simple problema transitorio o pueden convertirse en problemas posteriores más graves
La primera infancia
Desde el nacimiento se observan diferencias importantes entre los niños y cómo interactúan estas diferencias con las actitudes de los padres y su forma de reaccionar ante sus hijos. Es evidente que un niño activo, alertado y fácil de ser consolado, afectará de forma diferente a la conducta de las personas que tienen cuidado de él y requerirá de ellas cuidados diferentes de los de un niño activo pero irritable, con un llanto difícil de apaciguar y lento en adaptarse a los cambios de la vida rutinaria. Este tipo de niños difíciles, requieren que sus padres le proporcionen el tiempo necesario para adaptarse a los nuevos estímulos, para superar este período de desarrollo frecuentemente difícil. Por el contrario unos padres intolerantes, bruscos y que fuerzan a sus hijos a adaptarse rápidamente a los cambios en la rutina diaria tienen mayores probabilidades de que sus hijos tengan problemas posteriores.
La etapa preescolar
La adquisición de la independencia es una de las tareas más importantes en esta etapa del desarrollo. El niño de dos o tres años debe aprender a separase de sus padres, a darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor, a expresar sus propias necesidades y a conocer sus capacidades. A los padres les gusta que el niño sea autónomo para comer, asearse o vestirse, pero les resulta difícil aceptar la independencia en otras áreas. La actitud más típica del niño es la de desafío y desobediencia a las normas paternas, que pone a prueba los límites y el control paternos. Los padres que se toman la búsqueda de independencia de su hijo como una actitud desafiante y de rebeldía hacia su autoridad, aplican un intento de control excesivo, chillan, amenaza, castigan físicamente, algo que acaba provocando un incremento de la desobediencia. Igualmente negativa es la incapacidad de algunos padres de marcar unos límites correctos a la conducta de su hijo, sometiéndose a la tiranía de éstos.
Edad escolar
Los problemas relacionados con el funcionamiento escolar son el motivo más frecuente de consulta en los centros de salud mental: las dificultades de aprendizaje, la adquisición de conocimientos, los problemas conductuales y de atención, las relaciones con profesores y compañeros, etc. La actitud que se adopte ante estos niños, como en los casos anteriores, será fundamental para encontrar una pronta solución o para que los problemas se agraven y perduren a lo largo de los años.