La separación de los padres es un tema que pocos hijos pueden asimilar y muchas veces porque no conocen las razones verdaderas, ya sea por vergüenza o miedo, pero a pesar que no sepan el origen del problema, debe haber un apoyo para intentar sobrellevarlo. Los divorcios se están volviendo más comunes en esta época y los que salen más afectados son los niños o los hijos así sean adolescentes porque muchas veces no entienden las razones que los llevaron a que ahora solo deban vivir con uno de los padres y tal vez puede ser la segunda razón más dolorosa después de la muerte. Las principales causas son la inseguridad de uno de los integrantes de la pareja para comprometerse con una familia y lo que conlleva las responsabilidades, así que prefieren solo dar una ayuda económica desde lejos y no crear falsas ilusiones de una estabilidad familiar.
Otra razón es que la persona sea hombre o mujer puede venir de unan relación tomentosa o una relación que también se derrumbo y la verdad no cree en eso ni en las esperanzas para formar una familia y ser feliz, así que solo vive el momento pero vive prevenido o que tiene uno que otro trauma como el hecho de venir de un hogar de padres separados y cree que debe hacer lo mismo y que la otra persona, inocente de esa culpa, pague por algo que sucedió hace mucho tiempo y que no se pudo superar. Una tercera razón tiene que ver por la obligación de esa unión, es decir, porque había un hijo en camino y debió haber matrimonio, porque hay algún interés económico y debe realizarse una unión de emergencia o como requisito, porque puede haber miedo a la soledad entonces se intenta amarrar a la otra persona para que nunca se vaya o simplemente porque es atractivo o atractiva y puede ser una buena carta de presentación a nivel social y familiar.
Las más comunes son la infidelidad, la violencia intrafamiliar, una adicción ya sea el alcohol, el cigarrillo o drogas sintéticas que se tornar muy obsesivas, el despilfarro del dinero, visitas constantes a casino y necesidad de empeñar las cosas de la casa o bienes para poder seguir gastando, o hasta comportamiento o desordenes mentales como el sexo obligado o con una frecuencia tan alta que puede llegar en cierto momento a casar a la otra pareja y hasta producir miedo. Las peleas constantes, diferencias inevitables y gritos mas groserías o malas palabras pueden ser más detonantes para decir “no más!”.
Un aspecto que muchos saben pero pocos atreven a detener es la intromisión de los padres, es decir los suegros de la relación, quienes quieren entrometerse, tomar decisiones, que se haga lo que dicen por supuesto hacer la vida de cuadritos a la otra persona mientras que el hijo o hija estén perfectamente así sea malcriando o diciendo mentiras. Algunas de las razones puede que los hijos no las lleguen a saber jamás pero si debe haber una atención de parte de los padres para que estos puedan superarlo o por lo menos tratar de vivir con ello un tiempo sin que se traumen, hagan cosas erróneas o adquieran comportamientos como rebeldía extrema, irrespeto o grosería.