Un resfriado, por norma general, suele durar entre 7 y 14 días. Cuando pasado este tiempo se continúa con él, es muy probable que se trate de otro tipo de trastorno por lo que es recomendable acudir y consultar con nuestro médico para que nos ayude a descubrir la causa.
¿Problemas alérgicos o resfriado?
Se ha calculado que un adulto generalmente, sufre entre 2 y 4 resfriados durante un año y los más pequeños, entre 5 y 9, dependiendo de la edad. Estos trastornos suelen durar unas dos semanas como máximo y suelen curarse de una manera espontánea sin dejar ningún tipo de secuelas. Cuando este tipo de procesos se alargan más de este tiempo, pueden llegar a afectar de una manera negativa en nuestra calidad de vida.
Las alergias y los resfriados comunes tienen muchos síntomas en común, como el dolor de cabeza, el de garganta, estornudos, goteo nasal, etc. por lo que es muy sencillo confundirlos. Para saber de que se trata en cada caso, es necesario fijarse primeramente en la duración de los síntomas, ya que los alérgicos tienen una duración muy variable que va desde unas horas a incluso semanas o meses, dependiendo siempre del tiempo en el que se esté en contacto con la sustancia que provoca la alergia. Otro pista importante para saber si se trata de una alergia, es que en estos casos, los síntomas aparecen de una manera súbita, mientras que los síntomas del resfriado lo hacen de una manera progresiva.
En cualquier caso, ante la más mínima sospecha, debe acudirse al doctor que nos remitirá al alergólogo, para que nos realice las pruebas oportunas y nos confirme el diagnóstico para establecer el tratamiento más adecuado.
Sinusitis o bronquitis
Otra de las causas por las que un resfriado puede alargarse más de lo normal, es porque se pueda llegar a complicar con la intervención de otros agentes que no sea el virus propio del resfriado. En estos casos, el proceso no acabará de una manera espontánea, sino que será necesario un tratamiento específico, como en el caso de la sinusitis. Este trastorno se caracteriza por una inflamación de la mucosa que recubre las cavidades de los huesos que se sitúan alrededor de la nariz por debajo de los ojos y que es causada por una infección de tipo vírico o bacteriano o incluso por una rinitis alérgica. Los síntomas más característicos de la sinusitis son una mucosidad amarillenta o verdosa y un dolor de cabeza que se localiza en la zona de las mejillas y en la frente y fiebre en algunas ocasiones. En estos casos se debe acudir al médico que nos recetará un antibiótico para conseguir atajar la infección. Si el origen de este trastorno es debido a una rinitis alérgica, se administrarán antihistamínicos y si la sinusitis no responde a ningún tipo de tratamiento y se vuelve crónica, puede ser necesario recurrir a la cirugía.
La bronquitis, por otra parte, es una inflamación de la zona que recurre los bronquios a causa de bacterias o virus y es corriente que aparezca tras un resfriado mal curado. Sus síntomas más frecuentes son un tos persistente con flemas, una dificultad a la hora de respirar y una sensación de opresión en el pecho además de pitidos en éste. Como las mayoría de las bronquitis son de tipo vírico, no suelen administrarse ningún tipo de antibióticos, ya que estos tan sólo combaten las bacterias, por lo que es normal recetar broncodilatadores para abrir y relajar los bronquios a la vez que se reduce la mucosidad.