En numerosas ocasiones las travesuras de los niños nos pueden llegar a desesperar y sacarnos de las casillas, pero la verdad es que al final queda un recuerdo que consigue sacarnos una sonrisa. Pero ¿sabes por qué hacen esas travesuras?
Las travesuras infantiles
Es indiferente del país o de la familia que procedan los niños, puesto que está demostrados que todos y cada uno de ellos comparten un mismo gen que les incita a realizar cualquier tipo de travesuras, resultado de una necesidad o de un deseo y que pueden realizarse de manera inconsciente o consciente.
Uno de los motivos principales que tienen los niños para realizar una travesura es llamar la atención, de ahí que muchas de esas pequeñas o grandes trastadas se realicen precisamente con los objetos a los que más aprecio tenemos las personas adultas. De ahí que una de sus travesuras preferidas sea el escondernos las cosas como las llaves de casa o del coche por ejemplo.
Otro motivo por el que pueden querer llamar la atención es para hacernos saber que están enfadados, ya sea por algo que no les hemos comprado o simplemente porque no les estamos haciendo suficientemente caso y precisan de ello, sabiendo que conseguirán toda nuestra atención en el momento en que nos demos cuenta de la travesura que hayan hecho, aún a sabiendas que van a recibir una regañina, algo que para ellos es secundario en este caso.
La picardía, por ejemplo, el tirar la comida por debajo de la mesa o dársela a la mascota cuando algo no les gusta, o también cuando quieren algo en concreto y no cedemos a su voluntad, son otros de los orígenes de sus travesuras. Cualquiera que sean sus motivos lo cierto es que la neuronas infantiles hacen que se pongan a trabajar a pleno rendimiento y que su imaginación se despierte, dando como resultado final algo, por regla general, inesperado.
Travesuras de bebés
La gran parte de las veces, las travesuras que hacen los bebés son realizadas de manera inconsciente. A partir del primer año de vida que es cuando ya comienzan a moverse por sí mismos ya sea dando sus primeros pasos o gateando, es cuando comienzan a explorar todo aquello que les rodea y de este deseo por descubrir todo es cuando van surgiendo aventuras que se pueden llegar a convertir en auténticas trastadas.
Otras travesuras, aunque surjan de manera espontánea, son realizadas de manera totalmente consciente para demostrarnos que pueden hacer algo o conseguirlo. Es más, en ocasiones hacen algunas travesuras que son planificadas perfectamente porque ya las han llevado a cabo anteriormente y conocen cuáles son los resultados.
Las travesuras que realizan los niños probablemente no son merecedoras de un premio, pero sí que hay que darlas el valor que verdaderamente tienen. Y es que son una parte muy importante en el desarrollo de la audacia y valentía del pequeño.