La placenta previa se trata de una complicación que solo se suele producir en uno de cada aproximadamente doscientos embarazos consistiendo en un problema originado cuando la placenta se encuentra demasiado cerca del cuello uterino o sobre el mismo.
Tipos de placenta previa
Existen tipos de placenta previa: la placenta previa total que es cuando la misma cubre totalmente el cérvix; la placenta previa parcial, que recibe este nombre cuando el cérvix se encuentra cubierto de una manera parcial y la placenta previa marginal, nombre que se da cuando la placenta se encuentra bastante cerca del borde del cérvix.
En cualquier caso es normal observar una placenta previa cuando todavía no han transcurrido veinte semanas de gestación, ya que con el crecimiento del útero, ésta se va desplazando hacia arriba, alejándose por consiguiente del cérvix. Pero si la placenta sigue cerca de la abertura del útero, obstruyéndolo parcialmente o totalmente, existe un riesgo de sangrar intensamente en el momento del parto, por lo que se recomienda la práctica de la cesárea.
Síntomas de una placenta previa
El síntoma principal de esta seria complicación que puede surgir durante la gestación es un sangrado repentino vaginal pero indoloro. Se detecta normalmente con una ecografía que señala la situación de la placenta, ya que si se llevara a cabo un examen vaginal podrá provocar una fuerte hemorragia. No existe ningún tratamiento para este problema ya que no se puede modificar la situación de la placenta.
Los controles periódicos son fundamentales para así poder prolongar lo máximo posible el embarazo y lograr que el feto termine correctamente de formarse. Si existieran hemorragias muy severas podría ser necesaria la práctica de una cesárea de urgencia, decisión que debería tomar el médico en cualquier caso.
Las causas de la placenta previa
Aunque hoy por hoy todavía se desconocen las causas que pueden provocar que se sufra de placenta precia, se sabe que existen algunos factores de riesgo que van asociados con su aparición. Entre ellos se encuentra la edad de la madre, ya que una mujer con más de 35 años tiene más probabilidades de tener placenta previa que otra más joven. También puede ser debido al hábito de fumar en la madre, a tener cicatrices en su útero ya sea por cesáreas o por cualquier otra clase de cirugía que haya tenido con anterioridad, por embarazos anteriores, por contar con un útero con fibromas o con otro tipo de anomalías, por ser un embarazo múltiple o por haber padecido anteriormente de placenta previa en anteriores embarazos.
Riesgos de la placenta previa
El riesgo más importante es la hemorragia que se puede presentar al tener placenta previa y suele aparecer por regla general, durante el tercer trimestre de la gestación que es cuando la zona inferior del útero adelgaza, comenzando a sangrar por consiguiente la placenta que se encuentra situada sobre éste.
Otros riesgos son un crecimiento del feto retardado, defectos congénitos, un nacimiento prematuro o una implantación fuera de lo normal de la placenta.