Durante el embarazo y sobre todo en el transcurso de los controles prenatales puede diagnosticarse el problema de la denominada placenta previa, cuando ésta se implanta en un lugar anormal por debajo del bebé, pero afortunadamente un cuadro que puede ser controlado para evitar casos severos.
Cuando se habla de placenta previa se hace referencia a una inserción inadecuada de la placenta que normalmente se inserta y desarrolla durante el embarazo alejada del orificio interno del cuello del útero.
Cuando el médico descubre que la placenta se encuentra anormalmente alojada, muy baja y cercana al orificio del cuello del útero e inclusive existen casos en que se encuentra sobre él, obstruyéndolo de forma parcial o total.
Por esa razón se habla de distintos tipos de placenta previa:
- Placenta de inserción baja
- Placenta marginal
- Placenta previa parcial
- Placenta previa total o cetro-oclusiva
Cabe destacar que cuanto mayor sea el grado de obstrucción más elevada será la severidad del caso y su sintomatología, por ello es tan importante que sea detectada desde un comienzo.
A pesar que no existe una forma de prevención que pueda ser totalmente eficaz sobre la aparición de la placenta previa, hoy es posible limitar sus efectos una vez que la anormalidad ha sido diagnosticada a través de una ecografía.
Así, mantener hábitos de vida saludable, evitar la ingesta de alcohol, drogas y tabaco, ayudan en principio a tener más posibilidades de control sobre el problema.
Es fundamental además, que la paciente siga estrictamente las indicaciones del médico que se refieren al caso personal de cada mujer teniendo en cuenta la edad gestacional. El médico puede además de reposo recetar medicamentes y restricciones de la actividad tanto física, como sexual y doméstica. Si eventualmente se cambiara de médico debe informarse al profesional sobre la presencia de esta condición.
En caso de sangrado vaginal, sin importar el grado del mismo, como también la aparición de contracciones uterinas o alteraciones en los movimientos del bebé, la paciente debe inmediatamente dirigirse a un centro hospitalario y avisar a su médico.
Este sangrado es de origen materno y en la mayor parte de los casos es bastante discreto permitiendo así manejar la situación de forma tranquila en el comienzo, pero sin dejar pasar muchas horas.
Los casos severos de placenta previa son afortunadamente infrecuentes pero de producirse pueden ser peligrosos para la madre teniendo en cuenta que una hemorragia abundante y que se hace incontrolable puede producir algunas complicaciones secundarias bastante severas.
El síntoma clásico es el sangrado vaginal de un color rojo brillante y totalmente indoloro y que no presenta una causa aparente que haya podido desencadenarlo. Afortunadamente el diagnóstico precoz de la placenta previa puede realizarse a través de una ecografía, estudio contemplado en el control prenatal, que permite diagnosticar el 100% de los casos, ya que hoy se utilizan equipos de última tecnología cuya resolución permite ver de forma clara el problema.
Una vez más el adecuado control prenatal es esencial para el tratamiento preciso de este problema evitando males mayores a la madre y al bebé.
Foto Vía: Hugpages