Tener un hijo dominante termina siendo un gran reto para los padres, pero el problema se complica cuando se ve como algo de diversión y no se alcanza a percibir la gravedad de la situación. Hay que aprender a reconocerlos y actuar pronto. Para un padre es difícil aceptar que sus hijos tienen un comportamiento y personalidad difícil de manejar y que en vez de ser un niño tierno y educado que hace caso y escucha a sus padres, es un pequeño que tiene una actitud tirana y déspota, que no tiene pena o vergüenza al hacer sentir mal a otra niño y en hacer maldades cada vez que le es posible.
Al comienzo la situación de tener un hijo con determinados rasgos dominantes puede parecer un chiste, pero si no hay control, la situación se puede llegar a complicar, porque a pesar de que es feliz e inteligente, es una persona que cree que tiene la autoridad de los adultos, que puede manipular a sus padres o familiares cercanos que adopta un tono de voz con mando y que se enfurece si no se hace todo lo que él quiere. El problema es que si no se adoptan medidas correctivas urgentes, puede que su comportamiento empiece a deteriorar las relaciones con los demás integrantes en la casa y hasta con los vecinos y conocidos.
Lo cierto es que los niños que lo hacen son mayores de 7 años, por lo tanto tienen un entendimiento acerca de lo que hacen y conocen perfectamente el resultado de la manipulación. La educación de los niños se basa en aspectos esenciales como la confianza y la autoridad, entonces debe ir de la mano la escucha y el amor, pero también el ejercer normas e inculcar valores y responsabilidad. Por lo general un niño dictador se identifica fácilmente porque tiene conductas fuertes, en donde quieren estar molestando a los demás o incluso causar daño, pero que justifica rápidamente porque dice que se siente incomprendido y que nadie lo quiere, haciendo que los padres caigan en su juego.
Otro de los comportamientos comunes es que vean a los padres como una especie de banco, que debe comprarles todo lo que quieren, comida, juguetes, ropa, viajes o lo que vean, porque de ello depende su felicidad y que se porten bien. pero algo que llama la atención a los padres, es que estos pequeños no tienen algún apego o amor por ninguno de los dos, es más, prefiere estar siempre solo o con sus amigos, pero no compartiendo con sus papás.
El problema surge del modelo de familia que hay actualmente, en donde prima lo material, en darle todo lo que necesita pero que incluya algún valor económico y se han dejado d lado los valores, el respeto, la educación y el amor como padres y como grupo familiar. Ya no hay oportunidades de conversar, porque es más importante pasar largas horas frente al computador o jugar todo el día videojuegos, y es que ni en las horas de la comida es posible, porque cada quien consume sus alientos en su cuarto o fuera de casa. Se trata más de una descomposición social en la que están saliendo perjudicados los niños y por ende su educación está siendo muy pobre.