El uso del orinal es una auténtica hazaña ante la que los niños se enfrentan de manera diferente. A continuación te vamos a dar algunos trucos que les pueden ayudar a familiarizarse con este objeto tan nuevo para ellos.
¿Cuándo es el mejor momento?
La edad en la que un niño comienza a desarrollar las condiciones que son necesarias para aprender a controlar sus estímulos, suele ser alrededor de los veinte meses, que es cuento el control de los esfínteres vesicales y anales coinciden con la maduración de su musculatura voluntaria. Existen así mismo otros indicadores que pueden ayudarnos a saber cuando el niño puede comenzar a dejar de usar el pañal, como por ejemplo si es capaz de subir y de bajar escaleras, si ya sabe apilar como mínimo tres cubos o si puede coger objetos pequeños o un lápiz. Al principio el orinal será como un juguete para él, un objeto totalmente desconocido para explorarlo hasta que llegue a convertirse en un hábito y por fin el niño tome conciencia de que puede controlar sus estímulos.
¿Cómo deben comportarse los padres?
Se tienen que tener en cuenta varios aspectos psicológicos en esta nueva conquista para el pequeño. La capacidad de controlar el pipi y la caca va a depender también de la sensación de placer que el pequeño experimente en la fase de retención y de expulsión. Durante esta etapa será la primera vez que el niño perciba que se está produciendo en su cuerpo una actividad interna y se sienta orgulloso de su capacidad para controlar sus productos. Durante este proceso va a ser determinante la actitud de los adultos que deberá mostrarse pacientes y equilibrados. Nada de triunfalismos ni de excesos ante la esperada producción, ni por supuesto mostrar ningún disgusto ante la cada del pequeño para que no le produzca a él tampoco ningún rechazo.
Un consejo
Es necesario que los adultos sean conscientes que el control absoluto de las esfínteres, es decir, que no haya por regla general regresiones ni fallos, se suele producir alrededor de los cinco o de los seis años de edad, que es cuando también se suele dar el último paso en este sentido, o sea, el de la autonomía por la noche del pañal, que puede llegar a desaparecer por completo de la vida del pequeño. Y es que por la noche, una hormona antidiurética se encarga de ayudar al organismo a no sentir el estímulo de la orina. Por consiguiente la mayor parte de las veces, el pipi que se encuentra en la cama del pequeño se ha producido ya por la mañana, cuando el niño normalmente se despierta. Para facilitar el éxito completo de esta última etapa, se aconseja poner al pequeño en su orinal según se despierte.
Recordar que las reacciones de los pequeños ante el orinal pueden ser muchas y muy diversas. Así encontramos al explorador que se encuentra con la posibilidad de descubrir sus genitales ahora sin pañal, el artista, que se queda observando su producción como si fuera algo con lo que jugar, el comunitario, que busca la compañía de su mamá durante la sesión o el miedoso.