España junto con Gran Bretaña lidera en Europa los países con mayor índice de obesidad infantil, que ya se encuentra en un elevado índice de 16% de los niños españoles. Si bien este valor está lejos de Estados Unidos, que ya acusa niveles del 25% de sus niños, es posible afirmar que es absolutamente imprescindible tomar conciencia del problema e implementar campañas para combatir el problema, ya declarado como enfermedad global por la Organización Mundial de Salud.
La obesidad es una enfermedad que debe tratarse desde la más temprana edad y sin postergaciones ya que a medida que los niños crecen sin hacer cambios en sus hábitos de vida en general y en su alimentación en particular serán sin lugar a dudas adultos obesos.
Existen varias razones por las cuales esta enfermedad ha logrado instalarse en la sociedad y en especial en los niños que sufren un problema que tiene como base una alimentación desequilibrada en su hogar.
Es necesario tener presente que los niños adquieren sus hábitos alimenticios desde el comienzo de su vida siendo su primera referencia la de sus propios padres, que la mayor parte de las veces también sufren de obesidad o sobrepeso y educan a sus hijos con el mismo patrón con el que seguramente ellos fueron relacionados con los alimentos desde niños.
También, muchas veces para no perder tiempo con discusiones o peleas para que los coman aquellos alimentos que no les gustan, les resulta más sencillo preparar aquellas comidas que tienen un alto contenido en grasas y azúcares, aportando la mayor parte de las veces muchas calorías y pocos nutrientes.
La vida sedentaria con un marco social donde los video juegos, televisión y los ordenadores encendidos gran parte del día, han hecho que los niños pierdan el deseo de diversiones y juegos al aire libre, actividades que provocan un gasto energético importante y la quema de calorías en exceso.
Si a esto se le suma la cantidad de dulces y otros alimentos calóricos que los niños consumen en casa y en la escuela el panorama tienen tendencia a convertirse en un grave problema que de forma urgente debe revertirse.
La mayoría de los niños no consumen frutas y verduras en la proporción que sería necesaria para una alimentación equilibrada y en cambio la mayoría de las comidas de aquellos que sufren de obesidad o sobrepeso se basa en comidas que les aportan muchas calorías y pocas proteína, fibra, carbohidratos compuestos que formarías un menú mucho más equilibrado.
También es importante que los padres comiencen a fomentar y compartir con sus hijos actividades físicas, las que en definitiva también serán para su propio beneficio.
La obesidad, una enfermedad contra la cual es imprescindible luchar con planes de salud eficientes sobre todo en los países desarrollados donde más se la padece, además de concienciar a los padres sobre la importancia que tiene el enseñar desde su más temprana edad a sus hijos buenos hábitos alimenticios que solo son posibles a través de la implementación de una dieta equilibrada.
La educación basada en una buena nutrición debe siempre hacerse desde la infancia una tarea de padres y también de educadores.
Foto Vía:kannapolis