La actitud de los padres ante un hijo superdotado puede ser la clave para hacer de la vida de estos pequeños algo especial. Una mala actuación por parte de éstos puede llegar a convertir esta excepcional capacidad en una losa para el hijo Características de un niño superdotado
Aunque la inteligencia de la mayoría de la población se encuentra en la zona media, existen dos grupos bien diferenciados situados en cada uno de los extremos de este conjunto. Uno de ellos son los niños superdotados que en contra de lo que pueda parecer en un principio, requieren una atención especial pues su ritmo de aprendizaje es completamente distinto al del resto de los pequeños.
El coeficiente intelectual de estos niños es superior a 140 contando con un talento innato y superior a los demás en uno o más campos. Aunque se suele confundir al niño precoz con el niño superdotado no tienen nada que ver. El niño precoz aprende de una forma mucho más rápida que cualquier otro por contar con una inteligencia algo superior a los demás, pero esta diferencia sólo se suele observar durante la infancia, pues al llegar a la adolescencia se suele poner al nivel de los demás compañeros. En cambio el niño superdotado tiene una capacidad intelectual muy superior a la de los demás. Aprende de forma más rápida pero también retiene los conocimientos durante un mayor tiempo y los asimila en mayor cantidad.
Causas del desarrollo mental y actitudes a adoptar frente a él
Se ha atribuido una superioridad biológica a la causa de un excelente desarrollo mental, pero si a ésto se le une un ambiente cultural rico, unos medios de educación adecuados y un gran nivel de aspiración familiar, las posibilidades de superar la media del coeficiente intelecutal son muy elevadas, llegando a encauzarlas completamente en la adolescencia en el campo elegido por el niño.
Cuando un niño supera el CI de 180 las dificultades que le pueden surgir son múltiples. Una de ellas y de las más importantes, es la mala adaptación en la propia escuela, ya que no comparten intereses ni expectativas con sus propios compañeros y se aislan en un mundo aparte. Una de las soluciones para evitar ésto es acomodarles en clases especiales con niños que cuenten con sus mismas características para evitar entre otras cosas el aburrimiento, aunque ésto tiene algo en contra y es que el niño superdotado puede llegar hasta el agotamiento al tratar de competir con los de sus mismas características, a la par que evita la posibilidad de que estos niños logren estimular a los que cuentan con un nivel medio de inteligencia.
El papel de los padres es imprescindible ante estas situaciones. Estimular cada una de las posibilidades del niño sin llegar a forzarlas nunca, puede evitar que el niño llegue a desestabilizarse emocionalmente si no alcanza las expectativas de éstos. Debe educarse al niño en la idea de que la inteligencia no es la mejor cualidad que éste posee. La independencia, el equilibrio emocional, el disfrutar del día a día y resolver los conflictos que le vayan apareciendo a lo largo de su vida son virtudes mucho más importantes que el echo de gozar de una inteligencia superior al resto.