Las fiestas de navidad son las más entrañables del año, merece la pena que facilitar diferentes momentos para que todos los miembros de la familia puedan reunirse.
Las fiestas de navidad son una de las más esperadas del año. A todos nos encantan pero cuando hay niños en una casa, la navidad tiene mucho más colorido y alegría. Hay costumbres preciosas como adornar el árbol de navidad entre todos, o colocar el nacimiento.
Poner el Belén ayuda a centrar la atención en lo que se celebra. El nacimiento con todas sus figuras y con sus casitas despierta en los niños mucha curiosidad e interés, les suele encantar ayudar a colocar las figuritas e incluso, suelen pasarse la navidad cambiándolas de sitio. Ese es un buen momento para explicarles el sentido de estas fiestas, en las que se recuerda el nacimiento del Niño Jesús. Entenderán así el despliegue de reuniones y comidas familiares, la presencia de adornos en la casa y turrones, polvorones, peladillas… y asociarán estos productos con las fiestas que se festejan.
Una bonita costumbre, tradicional desde hace siglos, es la de asistir a la misa del gallo en familia, adelantar ese día la cena, y asistir todos a celebrar esta fiesta con la participación en la Eucaristía. Al final de esta misa, se suele dar a besar la imagen del Niño Jesús, este entrañable gesto gusta a los niños y a los mayores.
Los villancicos son también algo propio de esta época, sus tonadas reflejan alegría, las letras suelen ser fáciles de aprender y de repetir por los niños, a los mayores nos hacen revivir los buenos momentos que cantándolos hemos pasado.
En estas fiestas suele reunirse toda la familia en casa de los abuelos, o rotar dependiendo del día en casa de unos tíos u otros familiares. Son fiestas muy especiales en las que todo el mundo está más receptivo para esperar y dar lo bueno. Debemos pensar pequeñas sorpresas para dar a los demás en esos días, por ejemplo se puede preparar un pequeño festival familiar en el que todo el mundo participa con algo, también es bueno que la comida sea algo que se ha elaborado entre todos, que la gente ayude a poner la mesa y a adornarla con algunos detalles quizá elaborados a mano, pero que hacen ese día más especial.
Las ciudades aparecen iluminadas, los escaparates más decorados, la gente se regala objetos y envío regalos. Se crea un ambiente propicio para la alegría.
Debemos evitar que sean fiestas vacías de contenido y que nuestros hijos pierdan el sentido real y auténtico de la navidad, por eso intentaremos que no den sólo importancia a la llegada de los Reyes Magos, a los regalos, y a la comida. También es bueno que vean como intentamos hacer partícipes de las fiestas, en la medida que podemos, a quienes nos rodean. Una navidad sin generosidad es una navidad hueca de contenido. Debemos procurar que ellos también hagan sus gestos de dar y de hacer a otros felices. Entonces será para ellos realmente navidad. Y así cada navidad será única, porque cada año serán diferentes nuestras posibilidades de ayudar a alguien y no siempre será la misma persona, quizá a la que podemos ayudar.