¿Te has preguntado alguna vez por qué suelen ser tan perezosos los niños pequeños? Pueden llegar a tardar mucho tiempo en decidir algo tan simple como si se van a lavar los dientes o no, en recoger los juguetes o en hacer los deberes. Si quieres conseguir que no le cueste tanto realizar cualquier tarea, te proponemos una técnica japonesa que es conocida como «la regla del minuto».
Método Kaizen o regla del minuto contra la pereza
El método Kaizen significa en japonés «sabiduría para cambiar» y aquí lo conocemos como la regla del minuto. Resulta un método muy poderoso para terminar con la pereza y con la desidia a la hora de realizar una tarea o mejor dicho, para conseguir mayor perseverancia y no dejar a media las cosas. Este método puede aplicarse por supuesto, tanto a niños como a adultos.
¿En qué consiste?
Se trata de destinar un solo minuto a la actividad que más cuesta hacer con la condición que se haga siempre a la misma hora. Por ejemplo, si a tu hijo le cuesta recoger su ropa, pues todos los días a la misma hora, tendrá que ponerse a recogerla durante un minuto. Puede ayudarle y motivarle tener un reloj a mano para que vaya viendo los segundos que van pasando.
Lo que se consigue con este método es que llegará el día en que a la misma hora el niño se ponga a recoger su habitación de una manera automática porque lo tendrá interiorizado y no le costará hacerlo y ese será el momento en que habrá que aumentar el tiempo y en un lugar de un minuto, pasar a cinco y después a diez, así hasta que el niño recoja toda su ropa en el tiempo en que sea necesario.
Masaaki Imai es el japonés que ha creado esta técnica y cree que es un método eficaz para toda la vida, ya que es una forma de cambiar de manera paulatina y sin un gran esfuerzo, así como un método de adaptación para hacer lo que menos nos gusta.
¿Por qué los niños son perezosos?
Son muchas las razones existentes por las que un niño puede ser perezoso como por ejemplo que la tarea que tenga que realizar le parezca complicada y piense que no puede hacerla, o simplemente que no le motive. También es posible que la educación que reciben sea demasiado blanda y que nunca se les obligue a realizar sus tareas.
Para que no suceda nada de ésto y que el niño se salga con la suya aplicando la ley del mínimo esfuerzo, hay que buscar la forma de motivarle para que hace todo aquello que le de pereza. Se le puede elogiar, incentivar y por supuesto, usar la imaginación y el juego para que las tareas más aburridas se conviertan en un momento divertido.