La maduración in vitro puede ser una solución para aquellas mujeres que no puedan recibir una estimulación ovárica en los tratamientos de reproducción asistida. Conoce todo sobre esta nueva técnica.
La maduración en vitro o MIV
Con esta técnica la mujer va a recibir inyecciones hormonales a partir del cuarto día de su ciclo y durante tres días aproximadamente, para conseguir estimular la maduración de sus óvulos. Con otros métodos más convencionales la estimulación ovárica es más larga.
En la MIV, la ovulación provoca pequeños folículos que contienen a su vez óvulos inmaduros que serán aspirados fuera de los primeros a través de la vagina con control ecográfico. Después se dejan madurar en el laboratorio durante unas treinta horas en una solución artificial nutritiva. Cuando están maduros, es decir, que pueden ser fertilizados, se siguen los mismos pasos que con una fecundación in vitro, es decir, los óvulos y los espermatozoides se juntan y a los dos o tres días se transfieren los embriones conseguidos al útero.
Esta técnica está especialmente indicada para aquellas muejres que sufren el síndrome de ovarios poliquísticos, cuyo origen se piensa que se debe a un exceso de hormonas masculinas que consigue alterar la actividad normal de los ovarios, siendo un problema que suele detectarse cuando la mujer no consigue quedarse embarazada.
Las mujeres que tienen ovarios poliquísticos cuentan con muchos riesgos si utilizan la fecundación in vitro habitual ya que la terapia hormonal recibida puede provocar una hiperestimulación de los ovarios ya que la proliferación de los folículos debido al tratamiento hormonal, provoca unas cantidades excesivas de progesterona y de estrógeno, lo que puede acabar en problemas renales, aumento del colesterol e hipertensión arterial entre otras.
Con la maduración in vitro se minimizan estos posibles riesgos ya que la estimulación ovárica es menor, por lo que es una excelente opción para las mujeres con ovarios poliquísticos y por ende, para todas aquellas mujeres en las que la terapia hormonal no está aconsejada.
Esta técnica al ser tan reciente, cuenta todavía con algunos problemas técnicos como por ejemplo, encontrar la sustancia óptima en la que los óvulos puedan madurar. Además es necesaria mucha práctica para poder sacar de los folículos los óvulos inmaduros. A esto hay que añadir que la calidad de los óvulos es ligeramente peor cuando maduran en un laboratorio en vez de en el cuerpo de una mujer. Y para terminar, la maduración de los óvulos con esta técnica, tarda más tiempo y no siempre finaliza con éxito.
Es por todo ésto, que las tasas de embarazo conseguidas con la MIV no son todavía tan elevadas como con la fecundación in vitro tradicional. Lo que sí es cierto que hasta el momento no se ha registrado una tasa mayor de malformación en los niños que han nacido gracias a este método, pero en cualquier caso, el número de nacimientos es todavía demasiado pequeños como para poder conseguir unos datos concluyentes.