Aunque ser alto no implica ser alguien en la vida, lo cierto es que una estatura baja es algo que todavía preocupa a muchos padres. ¿Es posible que un niño pueda alcanzar una altura más elevada a la que tiene programada en su código genético?
Proceso de crecimiento
El primer año de vida es la etapa más importante del niño ya que es cuando experimenta el mayor crecimiento. En promedio todo el mundo nacemos midiendo aproximadamente 50 centímetros, pero al cabo de un año, y bajo unas condiciones normales, se llega a los 75 centímetros. El peso experimenta también un incremento notable desde el momento del nacimiento y durante su primer año, naciendo con una media de 3 kilos y llegándose a alcanzar hasta 10 kilos en el primer año. En ninguna otra fase de la vida, ni siquiera durante la pubertad, se crece a tanta velocidad, es decir, unos 25 centímetros por año. Las otras etapas de repunte se dan a los seis años y después en la adolescencia.
¿Cómo darse cuenta?
Por comparación, los padres suelen ser los primeros en darse cuenta de que el niño es más bajo que el resto de sus compañeros de clase, algo que les pone en alerta. Las conocidas como tablas de crecimiento, dan una respuesta de lo que está pasando con el niño. Las tablas tienen porcentajes que indican que el niño es muy bajo para su edad, si está desnutrido o si tiene sobrepeso. Todos los padres deben someter a sus hijos cada mes y durante sus primeros cinco años de vida, a controles con el pediatra para prestar atención a cualquier anormalidad durante su crecimiento.
Niñas y niños
El crecimiento de las niñas se observa antes que los niños y durante su etapa pre puberal pero cuando la etapa de crecimiento es sucede en los niños, éste es mucho más marcado que en las niñas, lo que hace que crezcan en mayor medida siempre que reúnan las condiciones necesarias.
La hormona de crecimiento
Esta hormona es producida por una glándula llamada pituitaria y que está localizada debajo del cerebro, en medio del cráneo. Su escasez produce algunas anormalidades como por ejemplo el retraso de crecimiento.
Otras anormalidades son el síndrome de Prader Willi, una alteración genética, poco común y no hereditaria que se caracteriza por tener un apetito insaciable lo que lleva a obesidad si no se controla la dieta, un desarrollo sexual incompleto, baja estatura y pies y manos pequeños, problemas de comportamiento y retraso mental en diferentes grados.
También puede provocar el síndrome de Turner, caracterizado por la pérdida de uno de los cromosomas sexuales y que se puede detectar debido a la presencia de algunos desequilibrios físicos como baja altura. Insuficiencia renal crónica, retraso del crecimiento intrauterino o una malformación en el desarrollo del hueso y del cartílago conocido como displasia ósea, son otras de las razones por las que el niño no crece correctamente. En cualquier caso deben ser diagnosticadas con pruebas en el laboratorio y dependiendo del resultado, el médico recetará la hormona del crecimiento o no.