Algo tan importante para el bebé como el alimentarle, cuidarle y darle cariño, es proporcionarle un estupendo masaje diario para conseguir relajarle y de paso, demostrarle todo tu amor. Masajes para bebés
A todos los bebés les encanta el contacto físico que le proporciona el estar cerca de su madre. Tras un baño calentito uno de los momentos preferidos por los más pequeños es la hora de un relajante masaje que consigue calmarlos a la vez que se les prepara para tener un sueño tranquilo. A través de ellos el bebé reconoce el amor y la dulzura transmitida a través del tacto y de las caricias que llegan a convertirse en un medio de comunicación entre él y la persona que se lo está dando.
Un desarrollo psíquico y una mayor resistencia del organismo del bebé son algunos de los beneficios que se consiguen masajeando a nuestro bebé. Según muchos especialistas, es recomendable realizar estos masajes a partir del primer mes de vida del niño y durante los seis meses siguientes pues es la etapa en la que se encuentran más inquietos y en la que se consiguen resultados muy beneficiosos, entre otras cosas porque consiguen reforzar los lazos afectivos a través de la mirada, de la voz y por supuesto, del tacto.
Cómo practicar un masaje a un bebé
Antes de proceder a dar un masaje al bebé es importante consultar con un especialista para que nos explique la manera más adecuada de realizarlo. Una de las técnicas que resultan más relajantes tanto para el bebé como para la madre, es la de colocar el brazo con la mano bien cerrada en el hombro del bebé mientras se agarra una de sus manitas y la otra mano se va deslizando entre los dedos del pequeño, masajeándolo a la vez que se van abriendo sus deditos con la ayuda de los pulgares, haciendo una rotación suave sobre cada uno de ellos.
También es muy reconfortante para el bebé darle un masaje primeramente en uno de sus brazos para continuar por el otro y proseguir por su pecho, su tripa, sus piernas y terminar en sus pies. Un masaje a base de rodamientos en el que con suaves movimientos se comienza por el brazo hasta llegar al hombro, conseguirá unos resultados espectaculares a la hora de relajar al pequeño de la casa.
En cualquier caso, el momento del masaje, aparte de suponer un momento de relajación para el bebé, puede llegar a convertirse en unos instantes inolvidables donde la cercanía y la intimidad entre la madre y el hijo adquieren una importancia especial para los dos.