A pesar de parecer algo imposible los bebés pueden sufrir de estrés, siendo diferente al que padecen los adultos y que acaba inmediatamente después de resolverse el conflicto que lo originó. A pesar que existen casos donde el estrés es de tipo patológico o ansioso y puede a la larga alterar la salud del bebé de manera importante.
El estrés es una respuesta del organismo ante un estimulo o situación que lo desequilibra y en el mundo moderno el estrés es la respuesta que una persona tiene cuando debe afrontar una serie de situaciones que son extremadamente tensas o ante cualquier tipo de circunstancia que en su vida cotidiana lo pone nervioso.
En algunos casos el estrés aparece por situaciones del medio externo y en otras está dado por la percepción personal que cada individuo de da a cada situación. Los especialistas a su vez dividen al estrés en bueno (eustress) cuando la respuesta se adapta a la situación que la ha provocado y el malo (dstress) cuando la respuesta se traduce en una ansiedad que es excesiva y también descontrolada.
Este estrés patológico o ansioso generalmente acarrea problemas de salud. Existen estudios también, sobre el estrés del bebé con determinados síntomas y existiendo estrategias para evitarlo o reducirlo.
A pesar de no existir aún datos concretos de la incidencia del estrés en el bebé si se puede asegurar con fundamento que el estrés en los bebés ha aumentado en las últimas generaciones y esto es debido a distintas causas entre ellas cambios muy importantes en todo lo relacionado al modelo social que afecta el clásico modelo familiar.
Hoy, el exceso de exigencia o una gran permisividad de los padres hacia sus hijos sumada a una falta de comunicación ha hecho que el estrés los sufran tanto lo bebés como los niños. Varios estudios sobre este hablan de cifras importantes donde la ansiedad patológica se presenta en un 13 a un 16% de la población, para elevarse a un 20 a 25% si se le agregan aquellos casos que no llegan a la consulta.
Estas cifras son mayores que las que podían verse hace quince años atrás. Existen diversas causas que pueden producir estrés se destacan el parto, algunas dolencias comunes en los bebés como son los cólicos u otitits y en ocasiones la falta de cuidados adecuados o un ambiente familiar con problemas.
Por lo general el estrés del bebé es manifestado a través de la ansiedad, en algunos casos con depresión y existen algunos pequeños que tienen trastornos de comportamiento.
Por otra parte, se ha podido establecer que el estrés es más frecuente en las niñas y la depresión en los varones, que lo demuestran con reacciones hostiles y agresivas. En los bebés el estrés se manifiesta por medio del llanto y en muchos casos se encuentra en un estado de alerta casi constante o por el contrario demasiado pasivo, con problemas de sueño e irritado presentando además alteraciones en su alimentación.
También el sistema inmune puede verse afectado con una menor protección frente a las enfermedades. Es necesario entonces consultar con el pediatra cuando existen cambios radicales en la conducta del bebé y cuidar al máximo que no sufra episodios de ansiedad haciéndolo sentir atendido y amado e integrándolo al núcleo familiar y a un ambiente tranquilo.
Foto Vía: Topnews