No es extraño que durante los primeros días de la vida de un bebé, solo sea capaz de calmarlo la madre cuando se encuentra inquieto o cuando llora. Pero ¿por qué la voz de la madre y no la del padre, por ejemplo, tiene esa influencia en el bebé?
Embarazo y la voz de la madre
Hacia los cinco meses de la gestación, e incluso puede que antes, el feto ya comienza a desarrollar el sentido de la audición que le permite entrar en contacto por primera vez con el mundo exterior, teniendo en cuenta que su mundo exterior se reduce a los sonidos provocados por el cuerpo de la madre, especialmente sus latidos del corazón y su voz. Por eso no es de extrañar que dicha voz tenga una efecto tan especial sobre él y que sea el primer vínculo de unión entre los dos.
Cuando la madre está embarazada y habla su voz va resonando por toda su columna vertebral, sobre todo a la altura de las vértebras situadas en el vientre. Todo el líquido amniótico del que está rodeado el bebé, vibra con la voz de la mamá. Por eso es normal que durante el embarazo, el feto se mueva sobre todo cuando oye a su madre hablar.
El parto sónico
El nacimiento es un momento traumático para el bebé desde un punto de vista auditivo. Y es que el bebé sale de su mundo líquido donde los sonidos son de altas frecuencias, para entrar en contacto con el aire y en mundo de bajas frecuencias donde las voces extrañas se suceden continuamente. A este momento traumático se le conoce como parto sónico y una buena manera de minimizarlo es con el parto acuático y traer así al bebé al mundo en un medio líquido.
Al salir al exterior la voz de la madre se convierte en su remanso de paz, haciéndole sentir que vuelve al útero, un lugar que recuerda tranquilizador y feliz. Después, a lo largo de toda la vida, la voz de una madre va a ser siempre un oasis de consuelo. Existen incluso técnicas de terapia que se basan en este fenómeno y que es conocido como el método Tomatis, donde se toma como base el poder que tiene la voz de una madre en el psiquismo de cualquier paciente.
Además de las frecuencias que emite la voz de la madre, el feto durante el embarazo también está en permanente contacto auditivo con el ritmo del corazón de la madre, así como con su ritmo de respiración. Una vez el bebé nace, la voz de su madre va transmitiendo esos ritmos, que se refuerzan con actitudes como los abrazos prolongados que otorgan a sus hijos, cuando les dan el pecho o incluso cuando les acunan.
Durante la lactancia resulta muy curioso observar como si la madre empieza a hablar mientras el bebé está tomando el pecho, éste interrumpe su succión y se gira hacia ella. Y es que la voz de la madre es un elemento de atracción muy poderoso para el bebé.