La habitación del niño es uno de los lugares que más ilusiona a los padres amueblar pero es necesario tener algunas pautas.
Uno de los temas más ilusionantes de tener un hijo, además de él mismo, es preparar todo lo que va a utilizar. Antes de que nazca ya estamos pensando cómo va a ser su habitación y que elementos va a tener.
Antes de que nazca nuestro primer bebé compraremos una cuna. Un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de elegirla es el tamaño. No debe ser muy pequeña, ya que el niño dormirá en la cuna hasta que tenga más o menos un año o año y medio. La cuna puede estar en la habitación de los padres en los dos o tres primeros meses o menos tiempo, debemos tender a que el bebé duerma en su habitación. Si le acostumbramos a dormir en nuestra habitación va a ser muy difícil conseguir que duerma sólo. Debemos evitar meterle en la cama con nosotros, aunque llore es bueno que se acostumbre a hacerlo en su cuna.
La habitación del bebé no es necesario que tenga muchos muebles, ya que más adelante tendremos que invertir en la habitación definitiva del niño. Su ropa se guarda fácilmente en cajones, y esa misma cómoda si es un poco ancha nos puede servir para cambiador. Un cesto de mimbre forrado con tela y algún remate de puntillas nos pueden servir para guardar todos los útiles para el arreglo y el baño. Algún simpático cuadro y un color suave en la pared pueden bastar, junto con la cuna. En la ventana si utilizamos un estor puede servirnos cuando el niño sea un poco más mayor, por eso hay que evitar que tenga decoraciones excesivamente infantiles.
Cuando el niño tiene unos cuatro o cinco años podemos pensar en cambiarle la habitación, dependiendo del tamaño del niño y de si cabe en la cuna. No hay una edad precisa para hacer el cambio, dependerá más de nuestra organización económica.
En esos momentos tenemos que planificar bien el proyecto de habitación para evitar que luego tengamos que hacer nuevas inversiones. El armario debe ser grande, con la ropa que tiene ahora probablemente nos sobre mucho espacio, pero hemos de pensar en el tamaño que tendrá el día de mañana, y en consecuencia lo que ocupará su ropa; lo mismo debemos aplicar con la mesa de estudio, estanterías, tamaño de la cama. No hacer estas previsiones nos lleva a duplicar los gastos en las habitaciones de los niños. Debemos evitar los adornos inútiles o solamente decorativos, las habitaciones deben ser estéticas, pero también prácticas.
A la hora de escoger los colores de los muebles debemos ir a modelos poco exagerados que con frecuencia se pasan pronto de moda. Es bueno que al niño le guste su habitación, pero la decisión de cuál será la toman los padres. Los niños pueden intervenir, pero sus opiniones no son las que tienen el mayor peso.