Creatividad e imaginación son dos aptitudes que van de la mano y que ya existen en el niño cuando nace pero deberán ser desarrolladas para lograr aquello que los profesionales denominan como personalidad creativa e imaginativa. Para lograr desarrollar esta personalidad será necesario poner al alcance de los niños los medios y elementos necesarios para lograrlo.
En la educación tradicional se consideraba a los niños como receptores de aquello que estaba a su alrededor y cualquier tipo de expresión artística podía ser captada por el niño pero allí terminaba el proceso. La pedagogía actual ha cambiado ese concepto viendo al niño como un verdadero creador.
Hoy el mundo interno del niño es muy importante y cuando se hace referencia a ese mundo se está hablando de sus sentimiento, pensamientos y su forma de expresarlos, teniendo en cuenta que el contenido interno de todos los individuos es rico no solo para hacer cosas sino para sentir de determinada manera y por lo tanto poder expresarse a través de la creatividad.
Fomentar entonces la capacidad creadora en los niños es fundamental y sobre todo ayudarlos incentivando su tenacidad y fuerza de voluntad, ya que la creatividad se logra por medio de un trabajo constante. Los niños deben tener acceso entonces a diferentes experiencias y conocimientos que les permitan crear cosas nuevas a partir de todo aquello que han ido almacenando en su mente.
Fomentar también en los pequeños la iniciativa de la búsqueda y las experiencias novedosas que son dos cualidades esenciales para un espíritu creativo. El niño aprenderá a través de prueba-error y con su propia experiencia, ya que cuando aprende de sus propios errores y su experiencia personal.
Si el niño aprende por sí mismo a realizar algo no lo olvidará y el error forma parte de ese proceso y los padres deben tener hacia el niño una actitud positiva hacia sus errores, destacando siempre sus puntos positivos y la valentía de seguir adelante.
Potenciar siempre la perseverancia en las tareas que el niño emprenda alentándolo a llegar a la meta, pero cada uno a su ritmo y solucionando las dificultades. Por otra parte, el niño es un gran observador a través de la observación conoce el mundo que lo rodea. Se ha comprobado que las personas más creativas son también las más observadoras, sumando a esa cualidad la sensibilidad que les permite una apertura al mundo tanto interior como exterior.
Es también importante respetar las características personales de cada niño para ayudarlo a formar una personalidad definida.
Las obras son todas basadas en la imaginación reproductora del ser humano, por ello contarles cuentos e historias interesantes harán que el niño desarrolle su imaginación y de esta forman nacerán ideas nuevas que luego volcará en algo creativo.
Foto vía: apartmenttherapy