Algunas de las situaciones de los niños consideradas como especiales dentro de una familia, es la de ser hijos únicos. Ausencia de hermanos, sobrevaloración por parte de los padres, etc. hacen que esta condición sea tratada de esta manera cuando no debería de ser así.
Características del hijo único
Desde un punto de vista de tipo cultural siempre ha estado muy mal visto el ser hijo único e incluso ha podido suponer algún pequeño trauma tanto en padres como en hijos que han vivido esta experiencia, pero desde un punto de vista objetivo es necesario eliminar la mayor parte de los aspectos negativos que se atribuyen al ser hijo único. Gracias a Dios, hoy en día y dentro de un medio cultural normal, todos los niños tienen la oportunidad de relacionarse desde muy temprana edad con otros niños en las guarderías o parvularios lo que hace que el triángulo formado por padre-hijo-madre se extienda y el pequeño cuente con más de una alternativa.
El hijo único al no tener hermanos y ser el centro de atención de sus padres, cuenta con una sobreprotección por parte de éstos, a la vez que no sufre la rivalidad entre hermanos que al final llega a constituir un gran proceso formador. Estos niños suelen tener una relación demasiado exagerada con el mundo adulto, usando incluso un tipo de lenguaje propio de ellos aunque desconozcan el significado de las palabras que están utilizando. Suelen llegar a menospreciar a los niños de su edad e incluso tienden a tener algunas características de tipo narcisistas. Al volcar todo el afecto con el que cuentan los padres en este tipo de niños, pueden llegar a fomentar una imagen de prepotencia, con frases del tipo «eres el mejor», «eres el más inteligente», etc., llegando a convertir al niño en alguien pedante que puede llegar a tener dificultades para relacionarse con otros niños.
La relación entre padres e hijos
Por supuesto que hay padres que son conscientes del peligro que entraña este tipo de actuaciones y que procuran ser mucho más objetivos a la hora de relacionarse con su pequeño, intentando no ensalzarles excesivamente pero sin generar ninguna situación de falta de cariño o afecto. Uno de los puntos en contra que suelen padecer los hijos únicos es el tipo de diálogo que tienen con sus padres, ya que al ser un diálogo entre «adultos» resulta algo difícil expresar sentimientos puramente infantiles lo que puede llegar a producir un bloqueo de tipo afectivo al llegar a no saber expresar estas emociones.
Pero el hecho de tener un sólo hijo no afecta sólo a éstos sino también a sus padres, pues incluso para aquellos que por decisión propia han elegido tener sólo un hijo y que han tratado por todos los medios de no ejercer una sobreprotección sobre ellos, al final se dan cuenta que demuestran una atención superior a la que expresan los padres que cuentan con varios hijos. Evitar esta sobreprotección y tratarle como si fuera más mayor de lo que en realidad es, son los errores más típicos que hay que intentar evitar por todos los medios para el correcto desarrollo de la capacidad personal de nuestro pequeño.