Para un hijo biológico, el hecho que llegue un nuevo hermanito al hogar y no vean su nacimiento o crecimiento en la barriga de su madre puede ser muy confuso y desde un principio hay que saber orientarlos para que no haya peleas o disputas entre los nuevos hermanos. Para un hijo bilógico puede generar muchas dudas el hecho de que llegue un nuevo niño a la familia y más si sabe que no es de su misma sangre pero que debe querer como si lo fuera y sobre todo darle un respeto y amor incondicional, pues esto es lo que querrían sus padres. Siempre hay que hablar con la verdad a ambos niños y no generar disputas entre ambos, pues pueden mal acostumbrarse y generarse constantes peleas. También hay que comentarles todo antes de que lleguen a casa pero no darles fechas exactas sino una época aproximada.
Es normal que la principio existan los celos pero lo importante es que ambos niños sientan el mismo amor y no se distinga el hecho de que uno es biológico y otro no, pues desde el momento de adopción, ambos son hijos. El cariño, las atenciones y hasta los gastos y regalos deben ser por igual. Hay que darles la idea que el nuevo hermanito será una compañía y que en vez de robarle sus juguetes o la atención, es un ser que llegara a alegrarle la vida, a jugar, a compartir y incluso acompañarlo durante las noches de lluvia u oscuridad cuando tengan frio o miedo. Por eso es bueno que desde pequeños sean sociables, nada envidiosos y colaboradores, por si hay algún accidente o necesitan de una tarea, el hermanito este presto a ayudar sin importar que el otro niño sea adoptado.
La relación padres e hijos antes de que el otro niño llegue, debe ser cordial, muy unida y donde haya control de comportamientos y pataletas, también es bueno reforzar la confianza y que vean a los padres como sus amigos y no como sus peores enemigos, a pesar de ser muy pequeños. Es de saberse que desde el principio nada será fácil, es probable quelas peleas sean constantes, incluso que las quejas no paren en todo el día para hacer quedar mal el uno o al otro o que sea tanta la presión, que el nuevo niño se sienta incomodo y extraño y termine aislandose, pero lo importante es tener paciencia y calma para que no exista el miedo o agresividad infantil y ponerse en el lugar de ambos pequeños, pues muchas veces en medio de sus dudas no entienden que pasa o porque no vieron a su hermanito crecer en la panza de la mamá. Con relación al resto de la familia como tíos o abuelos, hay que enfatizar que el trato para ambos debe tratar de darse por igual o que si hay algún tipo de preferencias, no se evidencia mucho para que uno no se sienta mal o el otro se burle por la tristeza del otro y que no haya ningún tipo de rivalidad.