La cara y cruz del sistema educativo la componen el éxito y el fracaso escolar de cualquier niño. ?ste último se ha ido haciendo más notorio y preocupante a lo largo de los últimos años pero que puede tener solución si se saben distinguir los motivos exactos. Causas del fracaso escolar
Para hablar de fracaso escolar hay que tener en cuenta todas las implicaciones de tipo personal que éste puede conllevar como las familiares, las culturales, las sociales e incluso las económicas. Dicho fracaso puede surgir a raíz de las relaciones del niño con sus familiares y su entorno, o con la escuela y el método de educación utilizado por ésta. Cuando un niño no responde adecuadamente a lo que se espera de él y no consigue los objetivos propuestos de acuerdo a su nivel y a su edad, es el momento de plantearse los factores que le puedan llegar a influir, pues también puede ser síntoma de un problema de adaptación por parte del niño.
Hablar de suspensos no significa que exista un fracaso escolar, pues éstos pueden deberse a distintas tensiones tanto psicológicas como fisiológicas de tipo puntual. Los niños con cualquier tipo de enfermedad más o menos recurrentes, pueden ser propensos a una mala trayectoria escolar superior al resto de los alumnos, debido sobre todo al gran absentismo escolar. No dormir adecuadamente o una mala alimentación también puede contribuir a que el pequeño no rinda lo que debería en la guardería o en el colegio. Causas de tipo emocional, como una excesiva dependencia de los adultos, un fondo depresivo o un bloqueo emocional debido a algún desajuste familiar, también puede favorecer al bajo rendimiento escolar. Pero no hay que dejar de lado el papel que desempeña la escuela sobre los niños. Una programación poco efectiva en el sistema escolar contribuye, sin duda a que el niño no llegue a conseguir los conocimientos más básicos.
Consecuencias de un fracaso escolar
La autoestima del niño puede sufrir bastante ante un fracaso escolar ya que le hace sentirse inferior en esta primera etapa de su vida, llegando a conducirle a estados vergonzosos y a un aumento de su inseguridad. Todo niño que fracasa es un niño que sufre, por tanto el papel de los padres ante esta situación es el de comprenderles lo máximo posible, pues no todos los niños cuentan con igualdad de condiciones para el estudio. Apoyarles, motivarles y animarles pueden conseguir que el niño comprenda que el amor de sus padres no depende tan sólo de las notas que saque a lo largo de su vida, lo que será un gran alivio para ellos y conseguirá aliviar esa sensación de inferioridad.