En ocasiones puede que nuestros hijos se nieguen a comer. Apenas tienen apetito y dejan toda la comida en el plato y así pueden pasar varios días, algo que comienza a preocuparnos y nos planteamos el uso de darle algún tipo de estimulante para abrirles el apetito.
¿Es conveniente usar un estimulante del apetito?
A lo largo de la infancia es normal que el niño experimente algunos baches en su apetito, estando asociado generalmente a su desarrollo y al padecimiento de cualquier enfermedad, por lo que una vez que ésta se cura, el pequeño vuelve a comer normalmente. En el caso de que existiera una falta de apetito que se prolongara a lo largo del tiempo y que afecte tanto al peso como a la estatura del niño, es cuando hay que empezar a preocuparse.
En cualquier caso lo importante es intentar solucionar el problema que causa esa inapetencia antes de darle un estimulante del hambre. En caso de ser necesario su utilización, éstos no deben ser usados de una manera continuada ya que podríamos conseguir que el pequeño se acostumbrar a ellos.
Tipos de estimulantes para el apetito
Existen dos tipos de estimulantes para ayudar a abrir el apetito: los homeopáticos y los antihistamínicos. Los primeros contienen própoli y jalea real y son muy utilizados ya que son inofensivos y muy útiles.
Los antihistamínicos por su parte además de estimular el apetito, provocan sueño por lo que se deben emplear especialmente por la noche para evitar esta somnolencia y se deben mantener durante pocos días.
Antes de utilizarlos es mejor aprender una serie de buenas costumbres a la hora de comer y seguir una serie de normas.
La primera de ellas es que el momento de comer no debe excederse más de veinte minutos y cuando el pequeño no quiera comer más, deberemos retirarle el plato siempre con un sonrisa, sin llegar a mostrar ni preocupación ni estrés, aunque eso sí, no se le dará nada más de comer hasta la próxima comida y cuando llegue ese momento, se actuará de la misma manera. Si nos mantenemos constantes y no les damos nada entre una comida y otra, el niño cambiará su actitud a la hora de comer en muy pocos días.
Errores frecuentes
Es normal que muchas veces nos dejemos llevar por nuestra preocupación y nos inventemos diferentes artimañas para conseguir que coman, sin respetar su apetito que suelen acabar con la adquisición de hábitos perjudiciales referente a las comidas. Así por ejemplo, no se debe entretener al pequeño mientras esté comiendo, ni distraerle con la televisión, ni tampoco meterle la cuchara en su boca mientras aprovechamos que está distraído. Tampoco se le debe prometer regalos o cualquier otro tipo de ventaja si come bien. Otro de los errores es preparar varias comidas por si acaso no le gusta lo que le hemos preparado. Si caemos en este tipo de errores lo único que conseguiremos es luchar un día tras otro con un niño manipulador, caprichoso y mal comedor.