Una vez que se ha entendido y comprendido en que consiste la epilepsia, resulta mucho más fácil deshacerse de los temores que cualquier padre tiene ante esta enfermedad que puedan padecer algunos de sus hijos Definición de epilepsia
Esta enfermedad del sistema nervioso se caracteriza por un conjunto de manifestaciones debidas a un aumento exagerado a la vez que brusco, de un grupo de células nerviosas del cerebro. Movimientos involuntarios de todo el cuerpo, alteración de las sensaciones y de las respuestas del individuo con su entorno, son algunas de las principales características de esta enfermedad.
El cerebro es el responsable de cada actuación que se produce en el cuerpo de una persona. Desde las actividades que puedan parecer tan sencillas como el caminar o permanecer de pie, hasta las más complejas como escribir o dibujar, siempre están dirigidas por el cerebro. Sensaciones como el gusto, el olfato, el sabor e incluso la memoria, el pensamiento o el lenguaje, sin olvidarse de algo tan complejo como el movimiento de los pulmones o del propio corazón, también están controladas por el cerebro a través de sus células nerviosas.
Causas de las crisis epilépticas
Cuando se produce una aumento excesivo en la actividad de dichas células, es cuando desaparece la armonía que normalmente hay en el cerebro, llegando a afectar bien a un área concreta de éste a todo el órgano en conjunto. En ese momento es cuando la persona presentará alteraciones diversas como movimientos en las extremidades o dificultad en la visión, que pueden llevarle incluso a tener alucinaciones.
Frecuentemente quienes sufren de epilepsia suelen gozar de una buena salud, pues esto no es sinónimo de ninguna enfermedad dolorosa ni de locura, por lo que no debería llegar a ocultarse jamás, simplemente se puede llegar a padecer este tipo de transtorno por factores genéticos o adquiridos, ya que quien cuenta con antecedentes familiares es más probable que la desarrolle que quien no los tiene. En cuanto a los factores adquiridos, todo aquél que ha tenido una agresión cerebral, un sufrimiento perinatal o incluso alguna lesión en los vasos sanguíneos, tiene más posibilidades de padecerla que cualquier otra persona que no los haya sufrido.