Aunque no es una tarea sencilla, hay que enseñar a los hijos a admitir sus errores y a que asuman sus consecuencias ya que así conseguiremos que adquieran una serie de valores que serán muy útiles para convivir en sociedad.
No hay que obligarles a hacerlo
Se debe tener en cuenta que los niños hasta los cinco años no son conscientes de lo que está mal o de lo que está bien, aunque a partir de los dos o tres años, ya se les puede empezar a enseñar, dependiendo de su nivel de conciencia. Si han hecho daño a otra persona por ejemplo, los padres tienen que decirles que no han actuado de manera correcta y que tienen que pedir perdón. Así se darán cuenta que esta acción no deben volver a repetirla y aprenderán además a mostrarse arrepentidos.
En ocasiones a los niños les cuesta pedir perdón, ya sea porque piensan que lo que han hecho no es para tanto o porque piensen que la culpa es de la otra persona. Puede ser también que les de vergüenza pedirlo o que teman la reacción de los padres, profesores, abuelos, etc.
Por ello no se les tiene que obligar a pedir perdón, ya que si lo hacen por ello, no van a asumir su mala actuación y no va a servir para nada. Si no quieren hacerlo, los padres pueden ser los que pidan disculpas por ello y decirle a la otra persona que se hablará en casa sobre lo que ha pasado. Al llegar, hay que explicar lo que ha sucedido y por qué hay que pedir perdón.
Predicar con el ejemplo
Si los padres se encuentran enfadados hay que procurar no pagar con el niño su mal humor ya que lo único que se va a conseguir es que la próxima vez que no actúe correctamente no quiera reconocerlo o lo oculte con tal de evitar la regañina.
Se debe tener en cuenta que los niños hacen lo que ven por lo que si los padres cuando cometen un error piden perdón, incluso al niño, éste va ver que es algo que hay que hacer cuando se causa algún daño a otra persona. También es bueno que se puedan reparar los daños que se hayan causado para que aprendan también a empatizar.
En ciertas ocasiones algunos niños piden perdón pero no muestran ningún tipo de arrepentimiento y solo lo hacen para evitar el conflicto. Hay que estar atentos a dicha situación y si han hecho daño a otra persona, no bastará con que se disculpen sino que hay que tener una consecuencia adecuada a cada situación. Un ejemplo: si ha insultado a su hermano porque éste le ha pedido uno de sus juguetes, la consecuencia sería no jugar con este juguete durante la tarde.
Es importante remarcar este punto ya que hay casos de adolescentes que hacen cosas que no se deben hacer y con pedir perdón se creen que ya está todo solucionado y el problema aparece cuando es algo grave que no se soluciona con un simple perdón.