El afán de superación es un valor fácil de inculcar cuando nuestros hijos son pequeños, en nuestras manos está aumentar su capacidad de motivación.
El afán de superación es una asignatura de la vida de los que quieren conseguir mejorar. No para ser mejor que nadie, ni para demostrar nada. Debemos superarnos ante nosotros mismos. Si conseguimos inculcar este afán en nuestros hijos desde pequeños les habremos dado la herramienta del triunfo.
Hay gente que desde pequeña tiene ese modo de ser y apunta esas maneras. Tiene afán por ser el primero, le gusta competir, no se conforma con lo que le sale mal, intenta las cosas muchas veces y no se queda tranquilo hasta que lo consigue.
No es fácil actuar siempre de esta forma pero podemos ayudarles a superarse y esforzarse. Estos dos factores están en relación muy directa con la felicidad. La gente motivada es siempre gente feliz, que está en permanente actitud de búsqueda y buscando poner el signo más en su vida en todo lo que hace.
Cada uno a de aprender a marcarse metas, y a estar sobre sí mismo para conseguirlas. No es lo mismo ponerse metas, que los objetivos sean impuestos por otros. Por eso en la educación el factor más importante para que nuestros hijos tengan afán de superación, es la motivación.
Hemos de preguntarnos si somos capaces de motivarles, es decir si somos capaces de encender el motor que ponga en acción su capacidad de dar más. Debemos examinar cómo son las preguntas que les hacemos cuando traen las notas, o cuando participan en un campeonato, o cuando hacen un encargo en casa. ¿Con nuestros comentarios, nuestros hijos se sienten estimulados? ¿Somos capaces de insuflarles ilusión? ¿Cómo les vemos trabajar, estudiar, ayudar?
Es muy importante que sepamos ponerles delante ilusiones, que seamos capaces de hacerles soñar con lo que pueden ser o hasta donde podrían llegar si se esfuerzan. Para eso antes tenemos que ver qué cosas les pueden motivar o ilusionar.
Los niños son fáciles de entusiasmar, a veces a nosotros nos cuesta imaginarnos que detalles muy pequeños puedan ser para ellos importantes, pero es así porque sus mundos son más pequeños que los nuestros y su capacidad de hacer cosas es muy limitada, por eso cualquier cosa que hacen con nosotros para ellos es algo grande, que solos no podrían hacer. Para un hijo un premio y un aliciente, puede ser acompañar a su padre a poner una rueda en el coche, o hacer el cambio de aceite, o salir a dar una vuelta en bici juntos. Los niños tienen un sentido muy grande de lo afectivo y le dan un gran valor a las relaciones humanas. Cualquier gesto que signifique atención y relación personal, es muy importante para su vida, pueden estar dándole vueltas toda la semana, e imaginándose como será y a qué hora saldrán…. Llevarles un día a desayunar, tomarnos con ellos una hamburguesa en el burger, comprarles una revista de su afición favorita son hechos de una gran dimensión. Significa darles de nuestro tiempo que ellos saben, ven y comprueban a diario que es algo muy preciado.