El ritmo que llevamos a diario hace que no sea posible siempre comer en familia con la tranquilidad que nos merecemos, ni prestarle la atención necesaria a nuestros hijos, con lo que los modales en la mesa suelen dejarse un poco de lado. Pero estos momentos no solo son un acto alimenticio sino que también es un acto social en el que todo el mundo comparte, ríen y hablan. Por eso es importante que en esos momentos todo el mundo se sienta cómodo y para ello será necesario cumplir con ciertos modales en la mesa. No es que haya que establecer unas reglas demasiado estrictas que en el momento de las comidas se convierta en una guerra, sino simplemente inculcar unos buenos modales desde la infancia en la mesa.
¿Qué modales se necesitan en una mesa?
Hay que plantearse cuáles son los modales que para ti son importantes en una mesa y que deseas que tu hijo aprenda y lo pongan en práctica. Con unas normas básicas puede bastar como por ejemplo lavarse las manos antes de comer o empezar a comer cuando el resto de la familia esté sentada en la mesa. Importante es no hablar con la boca llena ni masticar con la boca abierta, así como comer solamente lo que cada uno tiene en su plato. Hay que acostumbrar al pequeño que aunque no le guste la comida y no se coma todo, como mínimo debe probarse.
¿Cuándo se debe empezar a «exigir» estos modales en la mesa?
Con un año aproximadamente los niños ya pueden sentarse en una trona y compartir la comida con toda la familia. Está claro que antes de aprender modales deberá ensuciar todo, pero a partir de los cuatro o cinco años ya pueden empezar a entender todo y en consecuencia a ponerlo en práctica.
En cualquier caso las normas se deben ir introduciendo según la edad, ya que lo ideal es empezar y terminar la comida todos juntos pero en ocasiones los más pequeños de la casa no tienen la paciencia suficiente como para estar todo el rato sentados por lo que pueden necesitar un poco más de tiempo para ello. Se puede adaptar el tiempo de la comida a los más pequeños o simplemente dejar que ellos se puedan levantar un poco antes de la mesa.
Los niños aprenden con el ejemplo, por ello imitan el comportamiento de los más mayores. Lo que vean es lo que van a aprender. Si los adultos son un buen ejemplo, lo más seguro es que el niño aprenda más deprisa.
Hay que ser consecuente y conservar la serenidad y la paciencia. Por mucho que se intente inculcar buenos modales en la mesa, se pueden repetir escenas en la que los niños mastiquen haciendo ruido, por ello es importante mantener la calma e insistir en el tema sin perder la calma.
La repetición de como una persona debe comportarse en una mesa puede ser cargante para los niños y la insistencia puede llegar a empeorar el ambiente. Pero de igual manera que se insiste cuando los modales en la mesa no se cumplen, es importante reconocer el esfuerzo y el mérito del niño cuando lo hace bien. Agradecerán las palabras y con ello estará más dispuesto a esforzarse.