Hay enfermedades que son muy frecuentes durante los primeros años de vida de nuestros hijos, pero debes saber que muchas de ellas pueden prevenirse fácilmente con el uso de vacunas.
Síndrome de la «cara abofeteada»
A esta enfermedad se la conoce por este nombre ya que el rostro adquiere un aspecto tumefacto y muy pálido. Suele ser más frecuente en verano y viene provocada por el Parvovirus B19.
Se manifiesta por una erupción que aparece en el tronco y en el rostro y después en los muslos y en los brazos. Como el exantema puede volver a aparecer después de una primer fase de remisión, esta enfermedad puede confundirse con una alergia. Una exposición al sol puede aumentar la erupción. Esta enfermedad se cura sola y proporciona inmunidad. No existen complicaciones y el contagio tiene lugar a través de la saliva durante la semana antes de la erupción. El riesgo de contagio desaparece cuando aparecen las vesículas. Suele durar entre una y dos semanas. El único tratamiento que se puede llevar a cabo es combatir el prurito y la fiebre.
Escarlatina
Esta enfermedad está causada por una bacteria que además de provocar los síntomas de una amigdalitis, produce una toxina especial que ocasiona los tipicos puntitos de color rojizos.
Se manifiesta con fiebre, malestar general e intenso dolor de garganta durante los primeros días. A continuación aparece exantema con un aspecto áspero en la piel y unos pequeños puntos rojos muy juntitos. Las axilas, la piel de alrededor de los genitales y los pliegues de los codos, son las zonas más afectadas. El rostro también se irrita a excepción de la zona de alrededor de la boca. El centro de la lengua se vuelve blanco y con los bordes rojos, después se enrojecerá completamente y las papilas adquirirán relieve.
Aunque suelen ser casos muy raros, es posible que esta infección también provoque una otitis y en casos muchísimos más raros se puede provocar una inflamación de los riñones que se manifiesta porque la orina adquiere un color rojo.
El contagio se produce desde el momento en el que la fiebre parece hasta las veinticuatro horas después de iniciar el tratamiento con antibióticos. Si el pequeño ha estado directamente en contacto con alguna persona que ya tiene esta enfermedad, se debe tratar como si ya la tuviera. El tratamiento a seguir consiste en prescribir un antibiótico una vez han pasado veinticuatro horas de la manifestación de los primeros síntomas.
Varicela
La enfermedad de la varicela comienza con un período de incubación que varía entre los diez y los veintiún días, días en los que el niño muestra malestar y algo de fiebre, pero pasado el período de incubación es cuando aparece la erupción en el tronco y en la cara, siendo inicialmente las lesiones planas para luego aparecer en otras zonas del cuerpo en forma de ampollas o vesículas, que se secan tras unos días dejando una costra.
Esta enfermedad es muy contagiosa y se transmite por el aire y por el contacto con las lesiones de la piel. El niño comienza a ser un potencial “contagiador” en el momento en que faltan uno o dos días antes de que aparezcan las lesiones cutáneas, algo que lógicamente es muy difícil de saber, y deja de contagias cuando las lesiones ya tienen forma de costra.