En esta sociedad en la que todo se tiende a fijar y concretar, también se ha llegado a reducir la vida sexual puramente al acto sexual en sí. Pero este acto no es solamente el coito, sino todo un conjunto de relaciones entre dos personas que como fin último procuran comunicarse por medio de la mayor carga afectiva que les pueda unir.
La primera vez
Es muy importante que las primeras experiencias sexuales sean relajantes, sinceras, satisfactoria y vividas como algo que nace desde el interior de cada persona y no como un miedo o una norma impuesta desde el exterior que presiona sobre los propios deseos y sentimientos.
Las personas adultas tienen miedo de que los adolescentes puedan vivir la sexualidad demasiado apasionadamente y que no puedan valorar suficientemente los riesgos y las consecuencias de sus propios actos, especialmente el de un embarazo no deseado. Antiguamente el miedo al embarazo formaba parte de la actitud represiva para todo contacto sexual. Sin embargo, cada vez existe mayor tolerancia y comprensión por parte de los padres respecto al comportamiento e los hijos. Éstos deben ser informados con mucha precisión de las consecuencias que puedan tener sus actos e incluso, en el caso de que lo deseen, los mismos padres pueden ayudarles a adoptar medidas preventivas, contraceptivas, para que puedan vivir su sexualidad plenamente, sin que se produzca un embarazo. El simple hecho de proporcionar una mayor información sobre las consecuencias del acto sexual no limita la libertad, sino que por el contrario, lo hace más espontáneo, responsable y personalizado, evitando comportamiento irreflexivos.
Cómo deben actuar los padres
En ocasiones debido a la poca relación que existe entre algunos padres e hijos y la mayor promiscuidad e incidencia de relaciones sexuales a edades tempranas, estamos viendo que en los últimos años se ha aumentado la cantidad de embarazos adolescentes, sobre todo entre jóvenes de 14 a 17 años. Más de la mitad de las adolescentes en esta situación no desean el embarazo. Es sabido que el embarazo en una adolescente producirá graves trastornos en su desarrollo y educación.
Muchos padres han intentado eliminar este problema obligando a sus hijos a volver a casa temprano, pero está claro que es imposible poner límites horarios a una relación sexual. En su lugar, hay que afrontar la realidad, informar de una manera exhaustiva a los adolescentes sobre las consecuencias de las relaciones sexuales, adoptar medidas preventivas desde las etapas más tempranas, cuando empiezan a tener relaciones de una forma más íntima.
Muchas veces los padres temen hablar claro con sus hijos porque tiene miedo a parecer demasiado liberales o porque creen que al prevenirles están facilitando los contactos sexuales. En estos casos, es muy probable que las chicas, sobre todo, lleguen a pedir ayuda por su cuenta, a espaldas de sus madres por lo que es preferible facilitar las medidas preventivas para evitar una realidad mucho más dura, como es la presencia de un embarazo no deseado y las consecuencias psicológicas, personales y morales que puede tener la realización de un aborto.