Los insectos son quizá, uno de los causantes de los mayores miedos de los niños, pero los padres deben aprender a orientarlos y que sepan actuar para que no se lastimen mutuamente. Uno de los factores claves, es el ejemplo. Es común que los niños tengan ciertas fobias y temores, pero a veces hay algunos que son más pronunciados que otros, así que los padres empiezan a verificar todas las opciones posibles para tratar de controlar ese terrible temor. A pesar de que los chiquillos son felices jugando en la tierra y conociendo cuanto animal se les pase por delante, muchos les tienen un temor a los insectos, lo que con el paso del tiempo se vuelve peor.
Lo primero que hay que hacer es enseñar al pequeño acerca del mundo de los insectos, los tamaños, las formas, como se llaman y cuales pueden llegar a ser peligrosos y cuáles no. Decirles que no implican un peligro cuando no son molestados, que hay unos que por su color pueden llegar a ser venosos y que es importante no tocarlos, pero que por lo general algunos de los que vuelan (que son a los que suelen temer más) no son peligroso, como los cucarrones o las libélulas. Es bueno que vean películas, fotografías e incluso, que ellos mismos los puedan dibujar, para familiarizarse más.
Si hay insectos que puedan llegar a ser peligrosos, es mejor alejar al niño del lugar y explicarle porque ese tipo, si puede llegar a generar peligro. Si de todas maneras no son peligrosos pero les genera mucha ansiedad y nervios, también es mejor alejarlos del lugar o tratar de eliminarlos, por ejemplo en el caso de los zancudos, para que no lo piquen. Cuando tengan la disposición de poder interactuar con uno de esos insectos es bueno enseñárselos, pero si no quieren verlo de cerca, no hay que obligarlos, porque será una buena razón para que su miedo aumente. Hay que preguntarles porque les da miedo, que es lo que les causa esa repulsión, porque por lo general creen que todos pican, que todos tienen veneno o que todos se lanzaran a hacerle daño.
Usar ejemplos por medio de juegos, puede ser una excelente salida, para que vean la situación con un poco mas de agrado y diversión. Hay que tener en cuenta que los niños hacen lo que hacen los padres y si ven que su mamá o su papá corren, gritan o brincan cuando ven un insecto, es probable que háganlo mismo y lo asimilen con el miedo, así que no se les podrá exigir otra cosa cuando no hay ejemplo. Por último, hay que tratar de que una vez que los niños superen los miedos, empiecen a hacerles daño a los insectos. No hay que tratar de atraparlos, lanzarlos o pisarlos, siguen siendo seres vivos.