Existen algunas enfermedades que pueden afectar a los niños n diferentes etapas de su crecimiento y que es fundamental conocer y tener información sobre ellas que será útil ante cualquier alteración que se note en el niño. El síndrome de Asperger es una alteración que afortunadamente es poco común según las estadísticas y rara vez altera la inteligencia del pequeño.
Se trata de una dolencia de origen incierto que produce una limitación del niño tanto para hablar como para relacionarse pero siendo detectada en su estadio temprano puede tratarse mejorando notablemente las condiciones de vida del niño que la padece.
Como todo trastorno generalizado del desarrollo el Síndrome de Asperger se caracteriza por presentarse como un grupo de problemas que afectan directamente varias habilidades del niño como su comunicación, juegos, adquisición de destrezas diversas y sobre todo afecta su vida en sociedad.
Por lo general los primeros síntomas se evidencian antes que el niño comience su vida escolar y sus padres son sorprendidos con actitudes poco frecuentes, lenguaje limitado donde se incluyen frases repetitivas. Dentro de estos síndromes la alteración más conocida es el “autismo” (del griego “uno mismo”) con actitudes de aislamiento, vivir ensimismado y en la mayor parte del tiempo ajeno a las personas y el entorno que lo rodea, con enormes dificultades para adaptarse a los cambios por mínimos que estos sean.
El síndrome de Asperger es en sí mismo un trastorno generalizado menos frecuente que el autismo pero no por ello menos importante, inclusive para ciertos especialistas era considerado hasta hace poco tiempo como un autismo leve. Sin embargo, a través de estudios realizados recientemente se ha podido determinar que se trata de dos problemas diferentes y que además tienen distinto pronóstico.
De esta forma un niño con autismo nace y crece en apariencia normalmente, pero en determinado momento su desarrollo se detiene y esto ocurre alrededor de los dos años de vida haciéndose visible a través del no uso del lenguaje de manera adecuada, sumado a que muestra una gran indiferencia a su entorno. Su habla se vuelve más robótica y con marcadas imperfecciones y no tiene interés en relacionarse con los demás.
Otra diferencia con el autista es que el niño con Síndrome de Asperger es que el primero no mira a las personas a los ojos, en tanto que el segundo hace contacto visual con las otras personas. En ciertos casos puede lograr algún tipo de comunicación con otras personas inclusive pueden tener algún amigo pero desarrollarán una relación limitada. Un síndrome poco frecuente se presenta entre 1 y 15 casos por cada 10.000 nacimientos, siendo más frecuente que lo padezcan los varones que las niñas.
La mayoría de los niños con Síndrome de Asperger pueden seguir rutinas específicas pero se estresan ante los cambios inesperados aunque sean cosas simples como cambiar la disposición de los muebles de su habitación y a pesar que tienen limitaciones aprenden nuevas rutinas y dejan de lado otras pero siempre con ayuda para lograrlo.
Son hiperactivos y pueden pasar de una actitud a otra en poco tiempo ya que nada lo entretiene ni llama mucho su atención por períodos extensos, en cambio se sienten atraídos por aquellos juguetes que emiten sonidos, movimientos a pesar que no pueden ver ese objeto como símbolo.
A pesar de esto todo esto, el niño ue padece de esta dolencia pero que recibe una atención y apoyo especializado puede tener un excelente desempeño en la escuela ya que este síndrome no afecta su inteligencia. Un tratamiento temprano permitirá además de un seguimiento adecuado una buena integración del niño con su entorno.
Foto Vía: Autismchildcare