Envuelto en una preciosa historia de amor, el risotto ofrece a quien lo prueba una deliciosa textura cremosa ideal para el deliete de cualquier paladar Como nació este delicioso plato italiano
Junto con la pasta, el risotto es una de las creaciones más populares de la cocina italiana. Su origen se remonta al año 1574 cuando en pleno Renacimiento un joven italiano se enamoró de la hija de Valerio de Flandes, el creador de las vidrieras del famoso Duomo de Milán. Este joven, que era muy aficionado a la cocina, quiso preparar un exquisito plato a su futura mujer para sorprenderla el día de su boda y como no, a todos los invitados. Esta arroz elaborado con azafrán que le confiere ese tono tan característico dorado, consiguió encantar a todos por su textura cremosa y se llegó a convertir en uno de los platos más famosos internacionalmente hablando.
Su nombre procede de una variación de riso, que significa arroz en italiano y en la actualidad es una de las formas más comunes de preparar el arroz en toda Italia. Los italiandos suelen definirlo como «sopa seca», pues este arroz debe resultar lo suficientemente cremoso para poder llegar a degustarlo con un tenedor. Prepararlo requiere cierta experiencia para que los resultados sean los deseados, aunque una vez que se ha hecho en varias ocasiones se convierte en algo muy sencillo.
Preparar un risotto
Aunque puede parecer un plato fácil de preparar, en realidad no lo es tanto ya que es necesario conseguir esa cremosidad propia del risotto, a veces tan difícil de lograr. Incluir en la receta el exquisito queso parmesano caraceterístico por su sabor y su olor, llega a enriquecer de una forma espectacular este particular menú. La clave para conseguir un excelente risotto se encuentra en ir agregando el caldo cuando éste está a punto de hervir y siempre en pequeñas cantidades para que el arroz sea capaz de ir absorviéndo el líquido poco a poco y obtener la crema que irá uniendo los granos y que le dará el punto justo para que no se quede seco, pero tampoco caldoso.
Conseguir una armonía perfecta entre la comida y la bebida es conocido como maridaje y que mejor que elegir un buen vino italiano para acompañar este plato como puede ser el Lambrusco, elaborado con uvas lambruscas de la zona norte de Italia, concretamente de Parma, Módena y Reggio Emilia. Sin duda alguna se conseguirá sorprender a todos los comensales como en su día hizo el enamorado italiano.