Un niño bondadoso es un niño que reacciona ante las adversidades con amor; es por ello que la bondad deberá ser el primer principio de las pautas educativas que le inculcaremos a nuestros hijos.
Nuestros hijos son el resultado de lo que les enseñamos. Por eso cuando son pequeños se pueden trabajar sus valores y hacer que crezca en ellos lo que les hace mejores. Cultivar la bondad es hacer que reaccione como un niño bueno, al ser bueno, siempre pensará si lo que va a hacer puede perjudicar a alguien, y en caso de que sea que sí; se detendrá de inmediato, ya no quiere molestar o perjudicar a nadie. Hay que cultivar en ellos la compasión: tener pena de los demás. En ocasiones, si nuestro hijo nos cuenta que se ha peleado o le ha insultado un niño, le decimos ¿Y tú que le has dicho? ¿te habrás defendido? Antes de ponernos de parte de nuestro hijo tenemos que hacernos una idea justa de lo que ha pasado, y no tomar partido precipitadamente por el nuestro. Lo mejor en estos casos es dejar que los niños resuelvan sus problemas, ellos tienen facilidad para perdonarse y olvidar pronto las pequeñas batallitas de cada día.
Ante cualquier situación, el niño bondadoso, reaccionará normalmente con amor, tranquilidad y respeto. Hemos de observar cómo reacciona habitualmente nuestro hijo, si tiene tendencia a ser pendenciero, y conflictivo. Entonces debemos incidir más en el razonamiento y ayudarle a no ser impulsivo.
A lo largo de su vida, la bondad le procurará buenos amigos y el respeto de los demás. Las relaciones con los demás son un intercambio, si ellos son buenos con sus amigos, sus amigos lo serán con ellos. Debemos por eso ser ejemplares en la lealtad con nuestros amigos, ellos aprenden de nosotros y ven si valoramos la amistad, si la cuidamos, si no criticamos o hablamos mal de nuestras amistades.
Tu hijo respetará las cosas que existen, objetos, animales, culturas y personas y nunca tendrá problemas con nadie, porque no le gustará crearlos e intentará evitarlos y ayudar a los demás cuando están en apuros. Ayudar a los demás es algo que también se aprende, eso lo pueden ver en nosotros: si pasa a nuestro lado una persona que necesita ayuda o nos ven adelantarnos a recoger algo que se le ha caído, o colaborar a llevar un carro muy cargado en el supermercado o levantar un peso o empujar un coche que tiene problemas de arranque. Verán esa actitud en nosotros y la imitarán, y además se sentirán orgullosos de tener un padre o una madre así.
La bondad hará florecer otras virtudes de manera automática: Todo el mundo querrá a tu hijo y tu hijo amará a todo el mundo. Los buenos sentimientos se pueden educar, y eso es posible si prestamos atención a todo lo que hace que ellos tengan una mirada positiva y llena de bondad para los que le rodean.
No es lo mismo convivir que vivir juntos y eso tiene sus aspectos positivos y negativos. La buena convivencia es un aprendizaje en el que todos podemos aportar, nuestro granito de arena para hacer un mundo mejor y construir la civilización del amor.