Todo ser humano tiene hábitos, buenos o malos; es nuestra misión como padres inculcar el hábito de estudiar y así poder tener en cuenta las mejores oportunidades que la vida pueda brindarles.
Hay hábitos que son muy importantes en los niños y uno de ellos es el hábito del estudio. Estudiar es una tarea que tendremos que realizar durante toda nuestra vida, si queremos ser buenos profesionales y continuar aumentando nuestra cultura. Continuamente hay que estar actualizando los conocimientos para estar al día e incorporar nuevas técnicas.
No podemos esperar a que traigan asignaturas pendientes a casa para empezar a preocuparnos por sus notas. Lo primero que debemos hacer es interesarnos por sus deberes diarios. Ayudarle a incorporar hábitos de trabajo y concentración.
Crear un espacio en el que no haya juguetes u otro tipo de entretenimientos cerca. Un espacio donde pueda encontrar cerca todo lo que puede necesitar para realizar sus tareas, dependiendo de la edad y de los deberes que le suelen mandar: tijeras, pegamento, celo, goma, sacapuntas, lápiz, rotuladores… Debemos evitar que tenga que levantarse a buscar cosas, porque así no le estamos facilitando la concentración. Si se levanta del lugar de trabajo, cabe la posibilidad que se entretenga con otras cosas y que tarde en volver a ponerse a estudiar.
Que sea un lugar ordenado, con luz suficiente. Con silencio, no conviene que se cierren la puerta, pero si evitar un ambiente de ruidos cercanos, televisión, música. Hay que pasar por donde estudian, de vez en cuando para comprobar que lo están haciendo y ver el ritmo que llevan, para que no empleen toda la tarde en hacer unos dibujos.
Al principio habrá que ayudarles a organizar el estudio y a empezar por lo más difícil, que es fijar los contenidos. Conviene que dejen para el final los ejercicios o los trabajos, requieren menor concentración y se hacen con más ganas.
Todos estos hábitos de trabajo se adquieren mejor en edades tempranas. Incluso cuando empiezan el colegio con pocos años y están ilusionados con aprender a escribir, con dibujar, con leer. Debemos reforzar esas pequeñas ilusiones y apoyarles cuando en casa quieren continuar.
Así gradualmente irán habituándose a continuar y terminar sus tareas una vez que llegan a casa. Irán al colegio con alegría, queriendo aprender y llevando sus pequeñas tareas acabadas.
Es bueno enseñarles a prever y preparar el día anterior lo que necesitarán al día siguiente para el colegio. Así aprenderán a programarse, a ser previsores y les haremos responsables con pequeñas lecciones diarias. Por ejemplo, preparar los libros o cuadernos, el material, el atuendo si necesitan el chándal para las clases de educación física, etc…
Cuando son un poco más mayores si vemos que van incorporando estos hábitos de estudio, les iremos dando autonomía. También podemos gratificar sus horas intensas de estudio con alguna actividad que les guste más antes de cenar, pero siempre cuando hayan terminado la tarea.
Felicitarles por las buenas calificaciones y hablar de ello es bueno para subrayar que todo lo que merece la pena requiere esfuerzo. No siempre será fácil tirar de ellos para que estudien con empeño, pero nuestro refuerzo es vital para que sean constantes.