Educar el carácter de nuestros hijos es vital para su socialización, debemos ayudarles a construir una personalidad equilibrada con las pautas que les marcamos.
Tener carácter es una habilidad que todo queremos tener, pero un carácter equilibrado: resulta muy negativo cuando escuchamos que una persona tiene mal carácter, o que carácter tan fuerte tiene, o que débil es de carácter. Estas y otras expresiones nos hablan de la necesidad de cultivar ese equilibrio tan necesario.
Tener esa justa medida nos hará personas con un cierto grado de madurez, coherentes, firmes, respetuosas, indulgentes, sociables y con buen humor. Todo esto es educable, en nosotros y en nuestros hijos.
Con nuestro carácter nos mostramos a los demás y producimos en ellos actitudes de aprobación y aceptación o de rechazo. El carácter que cada uno tenemos es nuestra marca, lo que nos hace reaccionar de un modo u otro.
Debemos ser conscientes que la personalidad se está haciendo toda la vida, somos un proyecto constante y estamos en permanente proceso de mejora. Nuestros hijos deben ser conscientes de esto para no excusarse en es que yo soy así, todos podemos ser mejor de lo que somos y eso hay que intentarlo cada día. Especialmente en los modos de reaccionar. La estabilidad de carácter tiene mucho que ver con nuestra felicidad y la de los demás, si nosotros nos esforzamos por superar nuestras batallas interiores y estar en paz con nosotros mismos, entonces estaremos en condiciones de vivir en paz con los demás y hacerles felices.
El mundo interior de cada persona ha de ser sano, y cada uno debe aprender a salir de sus laberintos interiores y aprender a gestionar sus luchas y los que le supone esfuerzo. Cada día es como si tuviésemos por delante una papel en blanco, el papel de nuestra vida, si nos esforzamos por escribir líneas rectas es decir tener reacciones equilibradas, sin estridencias, ni exageraciones y eso procuramos inculcárselo a nuestros hijos, haciéndoles ver por ejemplo que con una rabieta o con gritos, o con llantos exagerados no se consigue nada, sino que es mejor hablar y razonar las cosas, estaremos enseñándoles a reaccionar de un modo inteligente.
También debemos enseñarles a verbalizar las cosas que les preocupan, para eso hay que sacar un momento al día para que nos puedan contar los incidentes que hayan tenido o sus preocupaciones sobre cosas que tienen en su cabeza. Ayudarles a descomplicarse es crear ese clima de confianza en casa. No es necesario que sea de modo muy formal, basta que en algún momento les preguntemos sobre cómo van las cosas en clase, o con sus amigos.
Debemos enseñarles a solucionar los pesos de la vida a diario, para que sea más fácil empezar de cero cada mañana. Si experimentan nuestro apoyo cotidiano, se sentirán seguros y eso en un niño es fundamental para que pueda tener estabilidad y no acumule problemas que a veces son muy pequeños, y se pueden despachar con una breve conversación mientras la mamá hacer la cena, mete la ropa en la lavadora, o cuelga los calcetines en la cuerda de secar. Estemos asequibles cada día para escuchar a nuestros hijos.