En términos generales podemos llamar educación a la acción del medio sobre la base biológica del individuo para que llegue a convertirse en un verdadero ser humano.
Educación informal
Al hablar de educción se tiende a pensar en la escuela, pero existe otro tipo de educación, lo que se denomina educación informal, que es la atmósfera cultural que de un modo continuo, constante, inevitable y asimilador respiramos los seres humanos, no sólo los niños.
Este tipo de educación no está organizado sistemáticamente: es difuso, espontáneo y no intencional. En general, actúa sobre las emociones y por este motivo suele tener mayor eficacia persuasiva y sugestiva. La encontramos en todas las esferas de la vida, en todo lo que nos rodea; desde la naturaleza hasta la cultura, vivimos inmersos en ella. Y nos llega a través de las ideologías políticas y religiosas, los medios de comunicación, los espectáculos, los libros y un largo etcétera.
Frente a este tipo de educación tenemos la educación formal que proporciona la escuela y que se caracteriza por ser una acción formativa intencional, ejercida sobre el ser humano en su etapa de desarrollo. Es intencional en su actitud, consciente en su actividad, formativa en sus propósitos, sistemática en su realización, limitada en su duración y ejercida por educadores profesionales a través de un cauce institucional.
Educación formal
La educación informal constituye la base de toda educación, de modo que la educación formal recibe mucho de sus contenidos. Ésta puede tratar de luchar contra ella o bien buscarla como aliada, aprovechando su fuerte contenido persuasivo y usarla, dirigirla y controlarla como fuerza verdaderamente educadora. La escuela debe por una parte, proporcionar las destrezas, los instrumentos y los conocimientos necesarios que posibiliten posteriores adquisiciones. Por otra parte, debe acelerar y ampliar procesos ya iniciados y que tienen lugar paralelamente a la influencia continua de otras fuentes culturales, con las que se debe relacionar positivamente. La enseñanza debe ser entendida como una síntesis cultural: necesidad de armonizar los objetivos y los medios de la educación escolar y de la educción extraescolar.
De la escuela actual se espera, además mucho más que impartir ciertas destrezas y conocimientos básicos; se espera que eduquen, formen personas independientes, críticas y responsable en una sociedad democrática y pluralista. Por este motivo, debe estar arraigada en la realidad social, cultural, política y económica del país se integrada en un marco educacional más amplio, que puede llegar a abarcar a oda la sociedad. Para conseguirlo es necesario que esté asociada en primer lugar, con los padres, profesores y alumnos pero además, con los responsables de los organismos culturales, las bibliotecas, los museos, los centros de juventud y de tiempo libre, las asociaciones de vecinos y cualquier otro tipo de entidad cultural.
Un problema con que se encuentra la escuela en una sociedad tecnificada, en la que se realizan continuamente nuevos descubrimientos y avances, es que ha de proporcionar a sus alumnos unos instrumentos aptos para posteriores adquisiciones, una conciencia de que van a tener que seguir aprendiendo el resto de su vida, y la capacidad de enfrentarse a una sociedad que será distinta de la de hoy. La escuela debe promover y activar el interés del niño de tal manera que a lo largo de los años, cuando ya sea adulto, conserve la capacidad todavía de sorprenderse.