Toda mujer embarazada quiere dar a luz a su hijo sin sufrir y siendo consciente plenamente de cada uno de los momentos del alumbramiento. Con la autohipnosis esto es posible, ya que el poder de nuestra mente se convertirá en la mejor anestesia natural que conocemos sin ningún tipo de efectos necesarios y que además, funciona.
Autohipnosis inocua
La hipnosis es un estado de nuestra mente al que se llega mediante la sugestión y la relajación, caracterizándose por un aumento en nuestra capacidad de percepción y por el potencial con el que se cuenta para controlar diferentes funciones fisiológicas que generalmente se realizan de una manera involuntaria.
Cuando la mente se encuentra en este estado se ha podido demostrar que es muy eficaz ante diferentes aplicaciones clínicas y terapéuticas como por ejemplo a la hora de tratar diferentes tipos de fobias, de ansiedad o de depresión, por lo que no es nada extraño que pueda ser una técnica efectiva para controlar los dolores del parto, actuando como una verdadera epidural psicológica.
En qué consiste el proceso
Todo lo contrario a lo que la gente puede llegar a pensar, en un proceso de hipnosis la persona que tiene dichos “poderes” no es el terapeuta sino nuestra propia mente la que nos transporta a este estado. El especialista simplemente es un mero inductor o guía en este proceso, es decir, que será la misma embarazada la que se logre anestesiar a sí misma, sin necesidad de que dicho experto tenga que estar a tu lado cuando llegue el momento del parto ya que se habrá realizado una mentalización anterior que durará hasta ese preciso instante.
El proceso consistirá en que alrededor del séptimo mes de la gestación se deberá concertar una cita con el especialista en la cual se explicará en qué consiste todo este procedimiento y así se podrá decidir si eso es lo que realmente se está buscando para el momento del alumbramiento. Si se tienen dudas, que es algo normal, lo más probable es que se lleve a cabo una demostración en cualquier parte del cuerpo como por ejemplo un brazo para comprobar que no se percibe ningún tipo de dolor frente a diferentes estímulos.
Si se opta por continuar con este tipo de técnica, habrá que comunicárselo al ginecólogo, aclarándole que si se produjese algún tipo de incidencia que se encuentre fuera de lo habitual, se está dispuesta a ponerse en manos del equipo médico adecuado.
En una segunda cita comenzará el proceso de la mentalización. Para ello se profundizará en el funcionamiento de nuestra mente, sustituyendo pensamientos como que el parto es un momento de dolor, por otros como por ejemplo que el parto es un acto natural y que la mujer embarazada no es ninguna persona enferma, por lo que no tiene por qué sentir dolores.
Ya en una tercera reunión se llevará a cabo una sesión de hipnosis propiamente dicha, mediante técnicas de inducción, que generalmente suele ser a través de palabras. Cuando se alcance el estado de hipnosis, el experto indicará para que nos demos a nosotras mismas la orden de anestesia y podremos volver a casa con una sensación de bienestar generalizada y una anestesia epidural “psicológica” aplicada. Esta sesión se grabará para que pueda ser escuchada durante todo el tiempo que nos queda hasta el momento del parto.