Puede que no sepas que existen dos maneras de aprender a hablar. Y es que aunque durante su primer año de vida, el bebé empieza a decir sus primeras palabras, todos siguen uno de los dos siguientes patrones. Descubre cuáles son.
Dos estilos diferentes de aprender a hablar
Los expertos destacan que existen dos estilos distintos a la hora de aprender a decir las primeras palabras. Existen unos niños que aprenden a hacerlo utilizando solo sustantivos prácticamente. Usan las palabras para referirse a objetos y suelen ser niños bastante cautos, que no hablan correctamente hasta que ellos mismos no se encuentran preparados para hacerlo bien. En este caso utilizan el estilo referencial.
Por otra parte están los niños que utilizan el estilo expresivo con el que aprenden menos nombres pero muchos más pronombres y más palabras que les sirven para interactuar socialmente como “adiós”, “no´sta” o “ya´sta”. Suelen utilizar muchas más frases ya hechas y tienen mucho más tendencia a la jerga.
¿Por qué los niños siguen estilos diferentes?
No hay una explicación muy clara y tampoco es necesario preocuparse, ya que tanto unos como otros van a acabar dominando la lengua. Pero lo que es cierto que los niños referenciales suelen ser los primogénitos. Las niñas también suelen adoptar más este estilo para aprender a hablar que los niños.
¿Cómo se les puede ayudar?
Es necesario dejar que respondan por sí solos. En muchas ocasiones los padres cuando se comunican con sus hijos, suelen hacer turnos con ellos, dejándoles un tiempo para que el bebé emita sus balbuceos. Así es como lograrán aprender los rudimentos básicos de una conversación. Pero existen ocasiones en que cuando los hijos comienzan a hablar se está tan expectante por lo que van a decir, que no se les da el tiempo que necesitan para responder.
Se deben utilizar frases sencillas, cortas, fáciles de imitas y bien construidas y dejar claras las pausas entre una frase y otra. También se deben repetir y alargar sus frases. Por ejemplo, si pide agua, se puede responder diciendo algo así como toma agua bien fresca. De esta manera aprenderá una palabra nueva como es fresca dentro de un contexto que podrá entender fácilmente, con lo que se le facilitará su aprendizaje.
Es fundamental animarle a hablar de las cosas que más le interesan como sus juegos favoritos o de sus amigos. También se puede pedir que cuenten un cuento, en vez de leerlo siempre los padres. Las canciones y las rimas también son otras formas muy divertidas de hacerles ejercitar la lengua.
Otra opción es sacar partido a las situaciones más cotidianas. Por ejemplo a la hora del baño ir repitiéndole las acciones que se van realizando como coger el champú o la esponja. A la hora de la comida o a la hora del juego, también se les puede ayudar si se van señalando los objetos a la vez que se repiten sus nombres.
Algo importante: se debe evitar corregirles continuamente. Si se le presiona para que hable de una manera correcta o se le repite frases como “eso está mal dicho”, puede que el niño coja inseguridad y se retraiga en su lenguaje.